5-6, Guerras en Cataluña contra romanos, y Sertorio:

Capítulo 6.

Guerras en Cataluña contra romanos, y Sertorio: y a favor de Sertorio hasta su retirada a África: nota de Spurio Pompeyano, de la piedra de su sepulcro: y templo de Esculapio.

Volvieron a la guerra los pueblos de esta provincia, y de las otras de España, y trataron en Roma del remedio, volviendo a enviar su cónsul Tito Didicio asistido por Legado de Quinto Metelo; y de Quinto Sertorio por Tribuno. Peleó el cónsul con los celtíberos, y Sertorio con esta provincia, donde estaba alojado en los términos, y lugar nombrado Catalon, con tal descuido como si se hallara en medio de la paz, y con tales atrevimientos militares, que obligaron al pueblo a ver si podía aliviarse de sus huéspedes; pero no juzgándose poderosos los del pueblo, llamaron a los lugares vecinos, llamados Girisenos con su ciudad, que acudieron prontos en daño de los romanos. Juntos estos pueblos, dieron en los descuidados romanos, mataron a los que pudieron alcanzar; pero algunos con Sertorio (que fue venturoso en asegurarse a tiempo con la retirada,) escaparon huyendo del rigor de los paisanos: los cuales poco cuerdos, después de la victoria, se pusieron a descansar, y dormir a sueño suelto, lo que fue su ruina. 

Sertorio, que se halló con pocos de los suyos, cuidó recoger los que huían, y juntados buena parte, a la noche llegó a la ciudad, que se hallaba bien descuidada, como si hubiese acabado con todo el poder romano, la halló cadáver en el sepulcro del sueño, y pudo entrar con facilidad; y ocupadas las plazas, y calles de la ciudad, acometió a los dormidos ciudadanos, que despertaron, para escarmiento de ignorantes, y descuidados: pasó Sertorio a filo de espada a los que halló a propósito para la guerra; y prosiguiendo la victoria, encaminó su pequeño ejército hacia los Girisenos, los cuales viéndole venir, y juzgando ser los suyos vencedores, salieron a recibirles desprevenidos, y hallaron la muerte en su inadvertencia, y en la vigilante diligencia de sus enemigos. (1)

Estas ciudades, y pueblos fueron en Cataluña, y no falta quien diga haber dado nombre a toda la provincia, lo veremos a su tiempo con el favor divino; pero qué ciudades fueron, varían las historias: convengo con Pujades, por las pruebas, y antiguas memorias, ser Castellón de Ampurias, por fundarse los otros autores, sólo en aparentes argumentos.

Se hallan en Castellón dos piedras, una como ara, hallada entre las ruinas del convento de San Francisco, y otra piedra de sepulcro, fuera la villa en un margen, de las cuales consta haberse llamado Castellón en lo antiguo, Castulon. (Castrum : Castulon : Castellón, Castejón, castillo; Cataluña es Castilla, catalán es castellano.)

GEN

CASTVL PRO SALV

P. C. LAELI. (L. F.

GEM V. L. S.)


D. M. S.

L. TVSCVS. CAST. GN.

F. OPT. AN. XXX. H.

S IVLIA. FELIS

SOROR. F. C. S. T. T.

Y se descubrieron en el término, ruinas de soberbios edificios romanos; de lo que se infiere también, ser Castellón fundación, y obra romana, y no fundada de la ruina de Ampurias; y de Catalon a Castulon, no hay más que una letra de diferencia, que pudo con el tiempo mudarse, como se ha mudado de Castulon en Castellón, y esto parece lo más verosímil.

(2: Tarafa desc. pop. Hisp. Pujades Cor. de Cat. lib. 3. cap. 57.)

Se añade a lo escrito, que los Gerisenos se hallan a una legua de Castellón, en el lugar antiguamente llamado la Gerissena, hoy Garriguella; y que fuese, o no ciudad, embaraza poco, pues como dice Aulo Gelio lib. 38. cap. 7. a todo lugar llamaban ciudad los romanos.

Dio tanto crédito a Sertorio en Roma, y en Cataluña, el arte con que había conseguido esta victoria, que abrió camino para las empresas que veremos en este mismo capítulo.

Acabó su gobierno Tito Didio, y el año 93 antes de Cristo, vino Publio Licino Crasso, y al 92 Fluvio Flaco, de los cuales no se halla memoria por sus hechos, en las historias.

Logró la quietud España, por la inquietud, y estragos de la romana república dividida en civiles guerras para su ruina: poco podían cuidar de las otras provincias, habiendo tanto que remediar en la propria. Fue muy ponderable lo que padeció Roma en las civiles guerras de Mario, y Sila: nombró la república pretor de España a Sertorio bien visto en ella por sus relevantes prendas; pero salió de Roma pretor, y vino fugitivo a ampararse en esta provincia (siempre consuelo, y defensa de héroes perseguidos) porque había ocupado a Roma su enemigo Sila.

Llegó año 79 antes de Cristo, con el nombre de pretor, el que antes fue fugitivo, con los amigos, mundo, que seguían su fortuna: Por el mal tiempo dieron sus galeras en las costas de Francia, allí con algunos dineros que dio a los franceses, abrió camino para entrar en Cataluña, donde fue bien recibido, y asistido de los amigos, que había sabido ganar en su pasado gobierno: tomando los pasos del collado del Portell, alojó a los paisanos, que le seguían, en Portús, Bellaguarda, y la Junquera. 

Sila su enemigo envió por Francia a Cayo Annio, el cual llegando a vista de nuestro ejército, y no pudiendo pasar por el estorbo de los que se hallaban bien defendidos en sus puestos, alojó su ejército dentro Rosellón, en el lugar del Boló. Viendo Annio tan cerrado el paso, pensó con arte engañar a su enemigo, le envió embajada para tratar de paz; y llegando el poco advertido Salinator, (al cual había encargado la guardia Sertorio) a parlamentar con Annio, le mataron a traición infamemente, logrando el paso con tan vil arte; porque los pueblos, muerto su capitán, se volvieron a sus casas.

Entró Annio por Cataluña, con fuerte oposición, que superó vencedor en daño grande de la provincia. (3)

Asentado Annio en Ampurdán, Cornelio Cinna que le seguía, fundó un pueblo de su nombre, que algunos pretenden ser Figueras, y esto no es posible por estar ya fundada año 225 antes de Cristo, según la relación, y pruebas de Pujades; principalmente por la piedra que se halla en el cementerio de la iglesia de san Pedro de aquella villa, dedicada a Marco Lavinio siendo cónsul, que lo fue dos veces, y la última año 225 antes de Cristo, que van 146 años, hasta la edificación de Cinna: la inscripción de la piedra es como se se sigue. 

D. M.

M. VAL. LAVINO. BF. 

COS. M. VAL. GEMI-

NVS. FRATRI OPTI- 

MO. 

Es Figueras villa ilustre del Principado, favorecida de los Señores Reyes, y siempre plaza de armas para la entrada de Rosellón, muy fina, y constante en el Real Servicio, y defensa de la Patria: apreciada, e ilustrada con defensas, y privilegios de los Señores Reyes de Aragón, y antiguamente obispado, dando al cielo mártires año 286 como veremos: no siendo Figueras la fundación de Cinna, parece ser Cistella por hallarse cerca de Figueras, y a tres leguas de la Junquera, que es el cómputo que le dan las historias romanas. (5)

Sertorio estaba por este tiempo en la Metrópoli de Tarragona: advertido de la desgracia de sus amigos, juzgándose sin poder para mantener su partido, pasó a la África donde le dejaremos hasta su vuelta a esta provincia. Annio fue venerado español mecenas, como consta de la piedra, y estatua, que le consagró en Tarragona esta provincia con la inscripción siguiente. 


C. ANNIO. L. F. QVIR.

FLAVO. JVLIOBRI-

GENSI. EX GENTE. 

CANTABRORVM.

PROVIN. HISP. CITE-

RIOR. OB. CAVSAS.

VTILITATES. QVÆ.

PVBLICAS. FIDELI-

TER. ET. CONSTAN-

TER DEFENSSAS.

5-4, Guerras en Cataluña de romanos: gobierno de ellos hasta el año 169 antes de Cristo:

Capítulo 4.

Guerras en Cataluña de romanos: gobierno de ellos hasta el año 169 antes de Cristo: privilegios concedidos por los romanos: se trata de la fundación de Calaf. 

Se volvió a Roma Catón año 192 antes del Nacimiento del Hijo de Dios, y vino al gobierno de la citerior España Sexto Vigicio, o como quiere Orosio, Publio Digicio, que en breve descompuso lo que había dispuesto Catón, imponiendo sobrecargas a nuestros mal sufridos pueblos, que intentaron arrojarlas los de la ribera de Ebro saliendo a oponerse a la tiranía romana; y con tal acierto que en varios encuentros derrotaron a sus enemigos, y en varios lances con infame fuga fueron deshechos. Refiere Livio, que fueron tantos los encuentros, y multitud de batallas, que sólo el número, pero no los hechos, merecen historia: evidente prueba del mal estado de los romanos, y valor militar de nuestros españoles celtas.

Quisieron mejorar de fortuna los romanos, y apartado Digicio, vino procónsul Gayo Flaminio (o Cayo) a nuestra Tarraconense provincia, en la cual se halló tal, que con sólo el nombre Español temblaba, excusando con descrédito los lances de la guerra en todo su tiempo. (N. E. Quizás fue un buen político, y el ploramiques autor de este libro no lo podía aceptar.)

Vino valiente para enmendarlo Plaucio Hipscio, y lo dejó como lo había hallado: no mejoraron los romanos en el sucesor Lucio Manlio Accidino, ni en Cayo Calphurnio (Calpurnio) Pisón, del cual sólo se halla notable de su tiempo, la fundación de Calaf, y esta se infiere por sola la semejanza del nombre, ni en los que vinieron hasta el año 182 antes de Cristo Nuestro Señor, porque corrieron la misma fortuna; quedando los españoles aliviados de la carga del proceder romano, y los históricos de aquel tiempo conformes en ocultar las españolas glorias. (1)

Buscaron el remedio, que no no hallaron en los antecedentes generales, los prudentes romanos, en el valor de Aulo Terencio Varrón, que desempeñó en la victoria de Corbión el crédito de su Patria. Corbión ciudad de nombre en los Susetanos, o en los Ausetanos (según otro sentir) fue el abrigo de nuestros pueblos confederados contra Roma. Emprendió la conquista Varrón, dirigió su ejército al asedio, se opusieron nuestros pueblos en campaña, pelearon constantes dando que merecer al enemigo, que después de grandes batallas, retirados los paisanos al circuito de la ciudad, formó sus fuertes, dispuso sus ataques, dio sus avances; y no obstante la constante, y valerosa defensa, entró en la ciudad con fuerte brazo, y militar furor, condenando a los que halló vivos, a la pena de esclavos: fue rendida del continuo trabajo, más que del valor romano, que con tal victoria apagó el incendio que amenazaba a Roma.

Esta ciudad de Corbión en los Susetanos, parece ajustarse con el nombre a Corbera, y si la quieren en los Ausetanos, por lo más verosímil es Gurb, que se podía llamar Gurbión: no me detengo en esto, me remito a Pujades, allá se hallarán los motivos, y razones, que también pondera Corbera.

Del valor, y nombre de Varrón se hallan memorias en Cataluña, como dos piedras en Tarragona, una en la catedral delante (de) la puerta del claustro, y otra se hallaba en una fuente: otra en Barcelona a mano izquierda al subir por la escalera de la casa del arcediano mayor: las inscripciones las refiere Pujades, sólo refiero el crédito de lo antiguo, por asegurarle en las referidas batallas. (2) 

Se siguen las inscripciones.

De Tarragona.

L. CORNELIO C. F. 

GAL. CELSO. II. VIRO. 

PRÆFECTO. ORE. MA-

RITVMAE. COHORTIS. 

I. ET II. POMPEAE 

DONACE VX. OR. Q. 

LICINIO. SILVANO. 

GRANIANO. FLAM. 

AVG. PROVINC. HIS-

PANIAE. CITER. PRÆ-

FECTO. ORE. MARI-

TVMAE. LATETANAE.

PROCVRATORI. AV-

GVSTI. C. TERENTIVS 

PHILETVS. DOMO 

ROMA. 


De Barcelona.

D. M.

HAVE VOLVSIA PA-

TERNA. CONIVX

SANTISSIMA. TEREN-

TIVS PRIMVS MARITVS.


Otra de Tarragona.


C. CAMILLO PATER-

NO. AEMILIVS VALE-

RIANVS. AMICO. OP-

TIMO. ET FIDELIS-

SIMO.


Cumplió felizmente con su gobierno Varrón: entró a ocupar su lugar 

Quinto Fluvio Flaco año antes de Cristo 180, el cual solícito en igualar, o adelantarse a su antecesor, emprendió la conquista de Urbicua, que según la corriente es Arbeca a dos leguas de Bellpuig; sin que valga lo que dice Livio escribiendo hallarse en la Celtiberia, por la razón que se da, que la Celtiberia se dilataba hasta aquel lugar de Cataluña, lo que es contra toda historia; porque sabemos que aquel terreno fue de los Ilergetes, y podía dársele color si Arbeca se hallase más allá de Lérida a la parte de Aragón; pero hallándose a esta parte de Cataluña no pudo comprenderse en la Celtiberia que comenzaba cerca de Aragón: la razón que motiva el error de Livio es, que como se hallaba cerca de la Celtiberia, y vinieron en su socorro los Celtíberos, le pareció ser de sus límites Arbeca; si no es que tome a toda Cataluña por la Celtiberia, como lo es desde la población de los celtas, e íberos, de los cuales se llamó Celtiberia por su principio en esta provincia.

Marchó pues, a Arbeca el pretor (que ya Roma volvía por estos tiempos a enviar pretores), para dominar a los ilergetes pueblos, y puso el asedio a Arbeca con fortaleza, y arte, con que logró continuar su estada en sus fuertes, y ataques, y sacar gente para oponerse al socorro de los vecinos pueblos, y de los Celtíberos apartados, con los cuales tuvo varios choques, y peleas con grave pérdida de los romanos, que constantes, y fuertes prosiguieron su empeño; aunque minorado su ejército.

Advertidos los Celtíberos de las defensas romanas, que no pudieron romper, desesperados de introducir el sococro (socorro) se retiraron a sus casas, sin lograr el fin que apetecían.

Apartado el socorro, fue rendida, y demolida la ciudad a viva fuerza, variando los lances de la guerra, antes por tantos años favorables, ya contrarios a nuestra tierra.

Dio fin a su gobierno Flaco: vino Sempronio Graco, con Spurio Ligustino, que dio nombre a Llagostera en la Selva de Gerona, sin que se halle haber obrado en esta provincia; si bien tuvo crudas guerras en la ulterior España, y contra los Celtíberos de esta citerior. (3)

Volvió Graco a Roma: eligieron a Publio Licinio Crasso año 174 antes de Cristo; y 173 vino nuevo pretor Apio Claudio Centhon, año 172. Servilio Scipio, o Cepio, y año 171 Gneo Fabio Buteo que murió en el camino, quedando en esta tierra Publio Furio, que era electo para la ulterior, y de estos no se halla cosa digna de acuerdo.

Llegó el año 170 antes de Cristo, y vino Marco Junyo, y después Lucio Gannio que gobernó entrambas Españas, juzgándose asegurados en la posesión, engañados de la aparente quietud.

Se quejaron en el año 169 antes de Cristo las ciudades de España, de las injurias, y mal trato de los pretores, y enviaron a Roma sus agentes contra los que habían gobernado. Aunque conocieron los romanos la suma justicia de nuestros españoles deducida, y probada, no obstante salió uno libre por gracia, otro se apartó de Roma por su gusto, y de otro quedó sin decisión la causa. Daño grande del Príncipe, que no se castiguen los culpados, y más aquellos de quien fía su crédito, su reino, y la quietud de los vasallos, dando con esto fomento a mayores delitos, y a universal desconsuelo, que se termina en desesperación de los afligidos. No ignoran los príncipes, que Dios les ha elegido padres de sus vasallos, y que el buen padre castiga los defectos del hijo para enmendarle. Aunque los romanos no castigaron los culpados, favorecieron (a) los perseguidos dándoles consuelo, que fue a propósito para el alivio de los pueblos; pero no acomodado al beneficio público, que es la suprema ley, y de esta el castigo de la culpa, y premio de la virtud, polos que sustentan la primorosa fábrica de la república.

Concedieron los romanos a los españoles quejosos, que no se les impusiese tasa en los granos, que recogiesen los tributos sin ministros romanos privándoles del cargo de exactores, y concediéndole libre a los paisanos, y que los legítimos, o espurios hijos entrasen a la parte de los despojos enemigos, como los legítimos que servían a la república romana, y esta fue la primera libertad concedida a España por los romanos. Consta de una piedra que se halla en un huerto de Tarragona, cuya inscripción es como se sigue.

D. M.

FELICI. AVG. LIB.

ACOMMENT. XX.

HAER. H. C. HILA-

RIVS. COLLIB. TA-

BVL. XX. HAER: PROV.

LVSITANIAE. (N. E. Lusitania: Portugal)

Y lo explica la ley fin. Cod. de Edicto D. Adriani Tollendo: se infiere continuó con quietud su gobierno Ganuleyo, o Gannio, y dio nombre a Granollès (Granollers) famosa villa, y Emporio del Vallès. (4)