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Tropezón de la risa. Jacinto Alonso de Maluenda

Tropezón de la risa.

Versión actualizada: (disponible en Kindle)

Tropezón de la risa.


Tropezón de la risa.     Compuesto. Por Don Jacinto Alonso de Maluenda, natural de la ciudad de Valencia.  Dedicado. A don Juan Alonso de Maluenda, cavallero del havito (caballero del hábito) de Santiago, señor de la casa de Maluenda en las montañas de Burgos.


Compuesto.
Por Don Jacinto Alonso de Maluenda, natural de la ciudad de Valencia.

Dedicado.
A don Juan Alonso de Maluenda, cavallero del havito (caballero del hábito) de Santiago, señor de la casa de Maluenda en las montañas de Burgos.

Con licencia.
Valencia: por Sylvestre Esparza.

/ Nota del editor, Ramón Guimerá Lorente: se actualiza la ortografía en la mayor parte

Crítico letor.
No te admire el título deste sietemesino libro, que por fuerza ha de ser Tropezón de la Risa; pues si por gracioso, pareciendo bien, cae en sus versos, le convendrá el título; y si parece mal, por lo consiguiente, cuadrará con el nombre, que hay cosas que por frías hacen reír; y lo malo, y lo bueno alborota, aunque por diferentes ocasiones. Discúlpame, pues sabes que los títulos de los libros, siendo llamativos, son añagaza para los que gustan de entretenerse, advirtiendo que no será este el parto de los montes, pues así por lo pequeño, como por haberle escrito yo, promete poco; que le satirices te ruego, porque no lo hagas, y que lo dejes de hacer, porque no te canses: pues en todo él no hallarás que alabar. Dios te guarde de ti mismo.


Décima.

De Don Juan de Villarrasa Vivas, y Velasco.


Del más severo Catón,

cosquilla este libro es,
y aun todo discreción, pues
se cae en él, y es Tropezón:
su ceño la admiración
trocó a Risa en su agudeza:
y de cuerda la entereza
los estribos perdió aquí:
sólo la Risa anda en sí,
que no cae, aunque tropieza.

De Abdón Senet Clavell Presbytero (presbítero), Décima al Autor.

Con lo sutil, y lo airoso

de su ingenio ostenta grave,
Maluenda, que el solo sabe
juntar lo atento, y donoso:
pues te redime amoroso
la Risa de tu pasión,
su plectro haciéndote el son
con la cosquilla que viste,
y por si allí no caíste,
aquí te da el Tropezón.


De Jusepe Miravet, Décima al Autor.

Aplausos por lo jocoso,

Maluenda habéis merecido,
y por lo grave adquirido
siempre nombre de famoso;
de vuestro metro ingenioso
tanto impreso nos avisa,
y en consecuencia precisa,
que se siga será justo,
a la cosquilla del gusto
el Tropezón de la risa.


A Jacinto Alonso de Maluenda, por Don Alonso de Castillo Solórzano, Décima.

A lo que el libro convida,

Maluenda, no hay rehusar,
si ha de ser del Tropezar
dar en Risa la caída;
toda mesura fruncida,
viendo tanta erudición,
mude aquí su condición,
sea jovial, no severa,
que Heráclito, si viviera,
diera en este Tropezón.


Del Licenciado Pedro Morlá Cavallero, Décima al Autor.

Del tiempo en anales grave

lugar tu ingenio merece,
pues con su donaire ofrece
fama quen bronce se grave;
informarse fénix sabe,
pues cuando la muerte avisa
la envidia, sombra precisa,
de su cosquilla, y bureo
renacer donoso veo,
el Tropezón de la Risa.

Décima de Jusepe Giner, a Jacinto Alonso de Maluenda.

Si de Apolo lo elocuente,

tal vez el mundo olvidara,
a vos sí, que os venerara,
por Apolo solamente,
deste libro lo prudente,
nuevo a la fama es blasón,
no de la Risa Tropezón,
le llaméis (aunque jocoso)
llamadle por lo ingenioso,
dulce al alma suspensión.


ROMANCE A LA HERMOSA, y taimada Nise.

Nise, en donaire es primera,
y chilindrón de claveles

su boca, y sus blancas manos
son garatusas de nieve.

El trunfo de espadas sale

de sus ojos, pues da muerte,

y es de oros, cuando taimada

pide con cara de hereje.

Muy leída en su provecho,

siempre juega al sacanete,

y sin ser alguacil, rondas

hacer en las bolsas quiere.

Sospechóse que jugaba

al hombre, y vino a saberse,

que dio el soplo una hinchazón,

al cabo de nueve meses.

A los cientos juega astuta,

tan interesadamente,

que se queda con los ricos,

y descarta los pobretes.

Es fuella por extremo,
siempre gana, y nunca pierde,
y es garitera, en su casa
procura que todo quede.

De ella misma por ganar,
hace siempre lo que quiere,
que es malilla, pero en ella
el diminutivo cese.

Pendanga a nativitate
es, y tanto lo parece,
que aunque la pinta es de sota,
lo pendanga no desmiente.

Es caballo desbocado,
su apetito, y se previene
la misma cebada que
dio a sus caballos Diomedes.

Jamás pudo ganar polla,
que este tiempo es muy estéril,
y es su manjar ordinario
a medio día pasteles.

Para hacer grande ganancia,
cincuenta, y cinco pretende
tener siempre de galanes,
porque es poco tener veinte.

Una trinca de criadas
mironas eternamente,
tiene en su casa, y le juzgan
en su favor cualquier suerte.

Yo sospecho que a su madre
han de mandar que la quemen,
que es hechicera, y también,

como de ordinario suelen.

Mandar en casas de juego
quemar bancos, y bufetes,
temo que a tal vieja abrasen,
que no sé yo que aproveche,

La que es de años un montón

para otra cosa, pues viene

a ser ganancia del tiempo,

jugó, y ganóle los dientes.

Nise, nise, si tus años

agora los ves tres sietes

del juego del chilindrón,

de primera han de volverse.

Muy bien haces en tomar,

bien que pidas me parece,

digan los Poetas, digan,

y tu estafa, estafa siempre.

A tan sonoras razones,

y a consejos tan alegres,

para vivir importantes,

la discreta Nise atiende,

No en la plaza contra un hombre
toro feroz arremete,
como la niña, si ve,
que dalle dineros puede.

Y hace promesa a su astucia
de jugar tanto que llegue

a ser la mayor tahúra,

las más sutil, la más fértil.

De pandillas que conoce

el interés, y promete,

que sean sus naipes hechos,

dos cincos de uñas que tiene.

Los cuales serán azares
del pobre que los encuentre,
del rico que los repare,
y del bobo que los juegue.

SONETO QUE DECLARA qué es ser poeta.

El ser Poeta es bella heroica acción
De dulce, y sonoro retintín;
A una mujer muy fea Serafín
La llaman los versistas, y a Phaetón
He visto yo a un Poeta remendón,
Porque acababa el consonante en in,
Llamarle algunas veces Phaetín.
Que fuerza un consonante más que Amón.
Con uno, y otro alegre parabién,
Mil alabanzas a los versos dan,
De los Poetas laurearse ven.

Y cuando con la pompa, y lauro están,
De las perlas, del oro hacen desdén,
Y a la noche no tienen para pan.



Glosa.
Los defectos criminal

condenó entre mil conceptos,
Colón soy de los defectos,
y dicen que digo mal,
quién ha visto tal?

Yo sé quién todo lo nota,
y todo a contallo viene,
y el pobre pienso que tiene
más faltas que una pelota,
a toda honra alborota,
que es atrevido, verboso,
en sus tachas juez piadoso,
y en las ajenas fiscal,
quién ha visto tal?

Escribanillo hay que sabe
dejar la bolsa lampiña,
escribano es de rapiña,
nueva con bigotes ave,
vuela alegre, agarra grave,
y águila caudal en suma
es en guerras, es en pluma,
pero es ajeno el caudal,
quién ha visto tal?

Ya muchos, aunque me asombre,
hacen con locos abismos,

armas nobles ellos mismos,
que conforman con el nombre,
no es de Reyes su renombre,
que dellos nace la acción,
y un avantal es blasón
del que se llama avantal,
quién ha visto tal?

La doncella que es ruina
de la batalla de amor,
para remediar su honor
se vale de su vecina
cósela la celestina,
y reedifica la obra
por remediar su zozobra,
sin arena, yeso, o cal,
quién ha visto tal?

De cierta tercera sé
que al juego de pasa, pasa
hace jugar en su casa,
y es una arca de Noé,
en ella animal se ve
de cualquier género, y luego
se vuelve en su casa el juego
juego de mase coral,
quién ha visto tal?

Médico hay de ciencia ajeno,
que en lugar de curar mata,

y puede pues dello trata,

llámase al Doctor veneno,

el Cid valiente home bueno

si mató con su tizona,

esta insensata persona

con su espada medical,

quién ha visto tal?

Casado hay que es tan patente

su bondad, y su renombre,

quel saber que es un buen hombre.

lo trae escrito en la frente,

y tiene, siendo paciente,

en su cabeza su gloria,

sabe de callar la historia,

y al vivo puede hacer él

valientemente un papel

de Belén en el Portal,

quién ha visto tal?

Yo sé un capón que desea
ser más valiente que un gallo,
y aunque ha llegado a pensallo,
viento es formado en idea,
pues por más que cacarea,
si tiene pico, no alas,
que es escopeta sin balas,
y sin huevos es nidal,
quién ha visto tal?


Décimas endechadas a Belisa gran pedigüeña.

Si pides Belilla

con tanto rigor,
causáras temor
a toda la villa,
mira que es mancilla
tanto recebir,
dexanos vivir,
y llega a notar
que es gusto el negar,
y peste el pedir.
Tu boca desdice
de ser boca, pues
una urraca es,
paga, paga dice,
mi amor te maldice,
hecha urraca estás,
y al ver que oyes más
tu pedir protervo,
es mi bolsa cuervo,
y responde: cras.

Advierte tu trato
que en el dar no yerro,
muerto doy el perro
más no muerto el gato,
y a tu amor ingrato

siempre alerta estoy,
pues al ver que no voy,
de bolsa caída,
si eres bolsicida,
perricida soy.
Y así yo me aplico
a darte un consejo,
aunque sea viejo,
admite hombre rico,
que aunque tenga pico
el Poeta, en suma,
amante es de espuma,
casa sin cimiento,
molino sin viento,
pájaro sin pluma. (ploma)

Décima de un hombre enamorado de una coja.


Aunque suele dar congoja
de la que es coja el andar,
me pudo a mi enamorar
el falso andar de una coja,
mi gusto en ella se aloja,
donaire de cuando en cuando
tiene, porque cojeando,
que es cortés me va diciendo,
y el pie bajando, y subiendo
va los gustos amolando.


Consejos que le dan a un niño para guardarse de las pedigüeñas de la Corte.

Niño, si es que de tu bolsa

quieres gozar el estío,
y en el bochorno de viejas
huir el calor de un pido.

En el Julio de Madrid
donde se abrasa un bolsillo,
al céfiro blando escucha
destas razones que digo.

Sé con cuidado galán,
que el que con cuidado es lindo,
si cara a cara se pule,
a traición tiene peligro.

Al ver una fea, pide
la extrema unción, que te afirmo
que estás cuando ves visiones
en el postrer parasismo.

Si una niña pide moño,
da a su petición desvío,
que hay moño que cuesta más
que si fuera de oro fino.

Nunca digas que eres pobre,
porque aunque es de San Francisco
regla, el no tocar dinero,
lo tendrán por sambenito.

Si estás entre pedigüeñas,
has pues eres tan chiquito,

cuando te estafen, pucheros,
y cuando no les des, pinos.

Que no calles, si te casas,
como una piedra, te aviso,
que si eres piedra, y casado,
serás topacio marido.

Si pide abriendo la boca,
una vieja has de sentillo,
que es mujer a quien el tiempo
le dio la plaza de mico.

Huye siempre de doncellas,
porque hay algunas de anillo,
y te harán pagar a ti
aquello que no has comido.

Promete, pero no des,
serás Rey mago esculpido,
que no deja de la mano
lo que está ofreciendo al niño.

Casa con dos escaleras
no frecuentes Periquillo,
que casa tal, de una noria
viene a ser retrato al vivo.

Vasos los galanes son,
y a un mismo tiempo imagino
que uno sube arriba lleno
cuando otro baja vacío.

Y sobre todo te finge
forastero, grave, y rico,
tendrás con esto mujeres
más que un álamo mosquitos.

Observa aquestos consejos
quen todos verdad te he dicho,
por señas, niño, que yo
en mi vida sastre he sido.


Décimas contra el primero que introdujo el pedir las mujeres.

Maldito sea el traidor
que inventó que las mujeres

pidiesen, con alfileres

piquen a tal inventor,

un cruel acreedor

no le deje reposar,

y cuando quiera mascar

jamás halle que muquir,

pausa ponga a su vivir

un dotor de aliendel mar. (un doctor de allende el mar)

Muera a manos de una vieja
el inventor de tal daño,
y si se casa, en rebaño

él ponga mujer oveja;

una del tejado teja

dé a su cabeza inquietud,

un cantor le tire un ud,

un mi, y un re mi fa fol;

y tenga si es caracol,

cáscara por ataúd.

No pueda dar perro muerto

el que tal daño introdujo,

chupe sus carnes un brujo,

y mire su talle un tuerto,

de Guadarrama en el puerto

furioso baje al través

como el otro Aragonés,

dele de pobreza el mal,

pues hizo el gusto caudal,

y en amor fundó interés.

Sucédale un gran insulto,
celos le pida una fea,
y una Comedia le lea
entera un Poeta culto,
de pedigüeñas tumulto
siempre asalte su bolsón,
y si da en cavallerón,
pues por causarnos desdén,

hizo natural el den,
tenga postizo su don.



SONETO A UNA MUJER, A quien un Galán le dio perro muerto, y se llevó uno vino.


No podrás, mi Belisa, con enfado,

De mí quejarte, que será gran yerro

Decir que en casa te he dejado un perro,

Siendo verdad que yo me lo he llevado.

Di que mercadería me has fiado,

Que de mi bolsa quieren el entierro

Tus uñas ver? mi nave ha echado el ferro

A la orilla, su plata salió a nado.

Si en blanco te ha salido aquesta suerte,

Perro no di, porque advertido apruebo;

(Cuando ya me despido de quererte)

Que llevármele vivo es, ardid nuevo,

Porque nadie dirá, si bien lo advierte,

Que te puedo dejar lo que me llevo.


GLOSA.


Oigan que muy bien me fundo,
siempre fue muy malo el mundo,

mas como ahora se acaba,
aún peor está que no estaba.

Fue Belarda motolita,
y no sabía pedir,

mas ya empieza a recibir,
y en lugar de pedir, quita
enmendose la bobita,
pues si fue simple primero,
de la España del dinero,
ahora es la niña Cava,
aún peor está que estaba.

Yo sé Marido que goza
Esposa que es como un oro,
mas con pensión de ser toro,
es prebenda la tal moza,
con más de dos se retoza,
que es brava niña, y valiente,
mas por virtud de su frente,
él es manso, si ella brava,
aún peor está que estaba.

El que es de calidad falto,
(quizá por lo que prestó)
entre títulos se vio,
en lugar supremo, y alto
empobreció, y dio tal salto,
que volvió a la soledad,
que se acaba la amistad,
cuando el dinero se acaba,
aún peor está que estaba.

Al tiempo que agua en el vino
echaba cierto taimado

dijo: aún yo no te he probado,
(ò vino) y ya desatino?

si bebió, por el camino,

y agua añadió el carretero,
si te ha aguado el tabernero,
y el Cielo, cómo te aguaba?
aún peor está que no estaba.


Romance a una tomajona.


Tomajona, tomajona

escollo a todo metal,

catredilla del pedir

en la escuela del tomar.

Escucha tus embelecos,
aunque sé que no podrás,
que las palabras de un pobre
a quién no ensordecerán?

El que luchando en las olas,
entregado se ve ya
a una tabla, confiando
su buena suerte del mar.

No se vio tan afligido
como este amante lo está,
cuando llegas a pedir,
y no tiene que te dar.
Un escuadrón tomaxon
tienes en tu casa, y tal,

que al hombre más avariento

pienso que conquistará.

Tu pasas la vida niña,
con el fingir, y estafar;
que es estafar, y fingir,
para ti, aguja, y dedal.

Cuando te ve interesada
San Roque es todo galán,
el pan esconde de ti,
y sólo el perro te da.

Dejando aparte la ofensa
de Dios, por la cual tendrá
pena eterna aquel que os busca,
si no se llega a enmendar,

Sólo por ser engañosas,
porque no tratáis verdad,
y por ser de todo daño
siempre causa original.

Porque al ausente ofendéis,
y al que os da presentes, más
le embelecáis con halagos,
con caricias le engañáis.
Y al fin fin, si cualquier hombre
llegara a considerar,
que en acabando el dinero,
el amor se acabará.

Siempre huyera de vosotras,
como el bien huye del mal;
como la virtud del vicio,
y el traidor de la lealtad.

Y como huye de ordinario
la vieja de confesar
sus años, y un miserable
del pródigo, y liberal.

Como la niebla del sol,
y el hidalgo de pagar,
pues si dos veces no paga,
si no lo es, lo será.

Mas todos los hombres son
de tan mala calidad,
que conociendo quién sois,
os procuran conquistar.

Antandra, pues ya conozco
tu condición natural,
y sé que al que te desdeña
siempre le vas a buscar.

Vamos horros vamos horors,
cese la riguridad
de tus uñas, mi bolsillo,
mira que es un tal por cual.

Ten compasión que es chiquito
de mi inocente caudal,
Herodes mujer no quieras,

mi dinero de gollar.

Clemencia niña, clemencia,

piedad muchacha, piedad,

que rendir bolsas mentales,

ni glorias, ni triunfos da.

Pues sabes que soy Poeta,

y que tengo un real,

y que poesía, y pobreza,

juntas viven juntas van.

No me pidas, mira que

desairada has de quedar,

que mi bolsa es tan vacía,

que aun viento no se hallará.

Esto le dijo Lisdauro

a una niña de cristal,

que pudiera ser de plata,

por lo mucho que le dan,


GLOSA.


Belisa conmigo ingrata,

es comadreja tan fiera,

que de un nido faltriquera,

saca pájaros de plata.

Estafar es ser esquiva,
y el no pedir es lisonja,
(en quien la afición estriba)
pues Belisa ser esponja

quiere en mi dinero viva,

que la que de pedir trata,

aflige consume, y mata,

y pues a interés se da,

aunque me estime, será

Belisa conmigo ingrata.

Su madre taimada vieja

con intento no sencillo,

que me pida la aconseja,

y la lleva a mi bolsillo

a ser en él comadreja,

saca aguda, y bachillera,

todos mis doblones fuera,

dellos hace nido eterno,

sin duda que del infierno

es comadreja tan fiera.

Al tiempo que me sacaba
el amarillo metal,
otra astuta lo miraba,
y vio al Águila caudal
que en mi caudal se cebaba,
de donde saber espera
sutil, curiosa, y severa,
los pajarillos sacó,
y Belisa, respondió,
que de un nido faltriquera.
No hay cosa, según infiero,

que dé más alas, más pico
hoy a un hombre, quel dinero,
pues a cualquier pompa el rico
llega atrevido, y ligero:
y así esta niña desata
cualquier bolsa que ve grata,
y como es (aunque pequeña)
comadreja pedigüeña,
saca pájaros de plata.



ROMANCE DE LISDAURO A ANTANDRA.


Ufano el Turia camina

a dar el tributo al mar,
soberbio Rey de las aguas,
de perlas, de aljófar, de plata, y cristal.
Orlada tiene su orilla
de jazmín, y de arrayán,
galas que adornan el prado
de flores que prestan color al coral.
Los pies a un naranjo besa,
agradeciéndole, más

que los encuentros del tronco
fragancias suaves del cándido azahar.

Culebra se hace de plata
y a las flores no la da,
antes risueño, y sonoro,
fomenta que sea su olor inmortal.

De cinco puentes los ojos
miran con la gravedad
que pasa, y lloran al ver
que a veces el agua le suelen sisar.

Lisdauro, y Antandra miran
como el Turia alegre va
a su centro, porque todo
con ansia pretende su centro buscar.

Lisdauro le dice: Antandra,
dulce causa de mi mal,
si busca del mar los brazos
y en ellos pretende (mi bien) descansar.

El Turia, justo es que yo
procure al río imitar,
viéndome en mí mismo centro,
gozando en tus brazos de tanta beldad.

Partícipe de tus rayos
el que a la luz celestial
dellos, ciega es mariposa,
amando la llama que muerte le da.

En tu breve boca admiro
juntos el Sur, y el Ceylán,
y en tus manos miro nieve,
que suele las almas de amor abrasar.

Es tan grande tu belleza,
tan valiente tu deidad,

que con sólo mirar puedes

a todos dar vida, y a muchos matar.

La Zagala agradecida

con afable majestad,

en cambio de sus lisonjas,

de aquesta manera responde al zagal.
Lisdauro tu discreción

me ha podido amartelar
de suerte, que ya confieso,
que tienes las llaves de mi voluntad.
Si entre apacible ruido,
el de las flores galán
Río de cristal, y plata,
pretende a su centro dichoso llegar.

Yo a tu corazón camino,
cárcel de mi libertad,
donde triunfo de mi pena,
que son de mi gusto tus gracias imán.

Alternativos amores,
los dos se dicen, y da
dellos al mar cuenta luego,
el Turia corrido de tanto envidiar.

De la hermosura suspenso,
de Antandra impulsos le dan
de volver (al verla hermosa) (vella en el original)
su curso argentado mil veces atrás.
Que aunque es imposible, cuando
llegó el río a retratar
su belleza, quedó amante,
y tuvo por fácil las aguas cejar.


DÉCIMA A LA ENFERMEDAD de una Dama muy hermosa.

Del Cielo de tu deidad
Eclipsó los arboles,

En tus dos ardientes soles

Tyrana una enfermedad,

Y admirando tal crueldad

Hereje vengo a creer

Que es, pues te llegó a ofender;

Porque advertido recelo,

Que aquel que se atreve al Cielo,

Hereje debe de ser.


Sátira a las mujeres pequeñas.


Pues satirizó las largas

agudo un Poeta heroico,
a las pequeñas pretendo,
hoy desterrar con apodos.

Una títere mujer
es un duende con adorno,
un Pigmeo con vasquiñas,
y un escrúpulo con ojos.
A una esposita chiquita

un maridazo celoso,
quiso matar, pero huyendo,
se metió en un escritorio.

Una pequeña, si es gorda,
parece de carne un globo,
y en la olla deste mundo,
es un garbanzo con moño.

Con una mujer pequeña
se enojó un hombre muy gordo
y arrojóla a un campanario,
por castigarla, de un soplo.

Pasó una vieja, y miróla,
pero aunque llevaba anteojos, (antojos en el original)
como la vio desde lejos,
afirmaba que era un tordo.

De la que es pequeña el alma
pena como en purgatorio,
porque como a la jineta
está en cuerpo tan corto.

De una pequeña el marido
del suegro estaba quejoso,
y díjole: vos me dais,
señor, por mujer un hongo.
El suegro le respondió
al bien enojado novio:
para que yerno os quejáis,
si os doy de lo malo poco?

Las mujeres son dañosas,
yo a las pequeñas adoro,
porque al fin del mal lo menos
es bueno escoger en todo.

No hacen una mujer larga
de pequeñas dos manojos,
que una destas de mujer
no tiene más que el asomo.



DÉCIMAS A UN HOMBRE pequeñito, y narigón enamorado de una mujer que tenía

grande boca.

Mi pluma alienta el barniz
sólo por causarte enojo,

licenciadillo gorgojo,

ya agraduado en nariz,

hoy de su tinta el matriz

dice, y escribe, a mi ver,

que todos le han de tener

respecto (aquesto le cuadre)

a su nariz, porque madre

de las otras puede ser.

Parece cosa de sueño

Tu nariz, da admiración,

Porque yo he visto mojón,

De término más pequeño,

si la miro más me empeño,

y más dudas me previene,

tu enano cuerpo, ao viene

a saber (caso cruel)

si a la nariz tiene él,

o si la nariz le tiene.

Con su cara me provoca

moza, tal la voluntad,
porque en poca cantidad,
tiene mil siglos de boca,

acción me parece loca,

grande es tu boca, y recelo,

si es que la abres con desvelo,

que Almirante tan enano

te ha de coger con la mano,

y tragarte por buñuelo.

De vituperar deseo

no tengo dándote enojos,

tus narices, los antojos,

si en ellas seguros veo,

y son tan largas que creo,

viendo que no tienen tasa

(oye, y verás lo que pasa)

que el favor que te ha de hacer,

esa bocana mujer,

o letras desde tu casa.

A que esa nariz que abona

ser pie, pues tiene juanetes;
porque en la boca no metes
de tu Dama? tu persona
sin remedio está, perdona
con arte cabellará
un calvo, y remediará
sus piernas con algodón,
mas nariz con proporción,
solamente Dios la da.


Sátira a los Chapines.


Pues hice con las enaguas

la razón algo insufrible,
los Chapines a mi lengua,
ahora le hacen el brindis.

Columnas de Hércules son
los más bizarros Chapines,
pues en lo más alto dellas
todos el non plus escriben.

Sus argentadas virillas
son si una mujer las pide,
viras de ballesta hiriendo,
a una bolsa pobre, y triste.
Los chapines nos engañan,
pues si sus corchos son quince,
pueden hacer doña y griega,

a una niña doña tilde.

Dos colmenas me parecen
unos Chapines sublimes,
mas si hay abejas tusonas,
en ellas no harán miel virgen,

Broquelillos son de corcho,
con ellos el diablo riñe,
y con sus cintas de nácar
contra el apetito esgrimen.

Los Chapines son mojones,
cuando calzados dividen
todo el término que hay
entre el aire, y tierra firme,

Entre el demonio, y la carne,
(uno Scila, otro Caribdis)
son navichuelos que al alma
llevan de perderse a pique.

En las mujeres perdidas
son ruedas que siempre siguen
junto al carro del pecado,
del infierno los carriles.

Si un hombre tira la barra
es sabio, y es invencible,
pero el que barretas compra
en este tiempo, es un simple.

Por coger una muchacha
a un amante de alfeñique,

todo en Chapines lo gasta,
aunque no tenga escarpines,

Los chapines torres blancas
son, justo es que se averigüe
donde viene preso a estar
el que en pagarlos delinque.

Los negros con dos pevetes,
pero no huelen a almizcle,
dígalo una viuda cuando
sin quemarse, se derriten,

Por el suelo ve la plata,
los cuartos sobre ella asisten,
el mundo veo al revés,
pues pisa al rico el humilde.


Proverbios jocosos.


No consientas que tu dama

en su casa tenga vieja,
que tu daño le aconseja,

La mujer que con Poeta
quiere tener acogida,
no tendrá un cuarto en su vida.

Los tres enemigos son
de la verdad, a mi ver,
alguacil, sastre, y mujer.
Si eres sabio, y tienes suegra,

luego te confesarás,
que muy poco vivirás.

Del que habla como mujer
nunca esperes cosa buena,
porque es su vos de Sirena.

Si tienes mucho dinero,
aunque mal nacido seas,
tu serás lo que deseas.

Niña del que es bobo puedes
entre en la bolsa a saco;
pero no del que es bellaco.

Si es que estás celoso, y tiene
la tal puerta falsa en casa,
nunca sabrás lo que pasa.

La que toma no te quiere;
mas la que te da te estima,
y la que pide lastima.

El marido que sufriere
al compás que callará,
al mismo enriquecerá.

De mujer que lleva moño
huye, que el moño mejor,
es demonio tentador.

Santíguate luego al punto,
si ves un hombre de bien,
porque muy pocos se ven.
Ten a quien todo lo paga,
por villano, y por grosero,
y al que no, por caballero.

Huye de una vida añeja,
que como está detenida,
querrá quitarte la vida.

Que el primer consejo tomes
de las mujeres te digo,
que es como de tu enemigo.

De cualquier mujer Tusona
cree (cuando jure más)
lo peor, y acertarás.

El hombre más mentecato
entre mujeres, si da,
discretísimo será.

En casa de un desposado
luego pueden enlutarse,
porque es morirse el casarse.

Si es que pide el dueño della,
aunque sea bella la cara,
es muy fea; porque es cara.

El músico alcanzará
mil niñas, si en su afición,
las letras de cambio son.

Si el Astrólogo es muy viejo,
aunque siempre lo procura,
nunca puede alzar figura.
No hallarás en todo el mundo

cosa de que gustes más,

que de un perro, si das.

Trata mal a las mujeres,
que cuando más desdeñadas,
están más enamoradas.

El hombre más avariento,
cuando de amor le da el mal,
entonces es liberal.

Nunca creas que hay forzadas,
que desde Porcia, y Lucresia,
ninguna quiere ser necia.

No gustes de valentía,

que es mejor niña agraciada,

un real que una estocada.

El hombre que se afeitare,
si es lindo, y presume, luego
será despojo del fuego.

Del mar de las pedigüeñas
en la orilla te has de estar,
si no tienes que gastar.

Pedir celos si no da,
ningún amante presuma,
porque es fundar sobre espuma,

Ten por mejor una vieja
que una niña, si lo es
de los ojos de interés.
Del hombre que hablare mucho

cuando sacare la espada,
fiarás muy poco, o nada.

Si le das (más) de lo justo
al médico que te cura,
él te alargará la cura.

No fíes del más amigo,
que hay amigo tan tirano,
que en el interior es un Jano.
Si debes duerme seguro,
de traición, y de cautela,
pero si te deben vela.

Al que te llame Judío,
responde siempre amoroso,
que quiere hacerte dichoso.

Del más valiente te ríe,
porque yo solo confío,
que atrás no volverá un río.

Por más quel vulgo lo alabe,
destreza sin corazón,
es sin hidalguía don.


Sátira a diferentes cosas.


Boca de todas verdades

me llaman cuantos me ven,
todo cuanto sé publico,
y aun aquello que no sé.

A los Poetas no pide
la que sabia quiere ser,
porque es sacarles dinero
poner una lanza en Fez.

Diez galanes para el plato
suele una hambre tener,
y hace muy bien, porque uno
no da, lo que darán diez,

De calidad de maná
es de un Letrado la ley,
pues cuando le dan dinero,
sabe a cuanto quiere él.

Invisible, y enfadosa,
sin duda es la doncellez,
pues en los tiempos de ahora,
ninguno lo puede ver.

De modo el vino bautiza
un tabernero cruel,
que al beber su vino aguado,
dos saltos vi dar a un pez.

Una viejona arrugada,
archivo de la vejez,
de alfombra puede servir
a los pies de San Miguel.

Hoy acuden las mujeres,
por vestir, y por comer
a las bolsas donde hay mosca,

como moscas a la miel.

Aposento en la comedia;
porque la vean más bien
toma Celia, y a la noche
no tiene para un pastel.

Desde que de juncos usan
las varas, veo torcer
la justicia, y hay Caín,
al aguacil de bolsa Abel.

Del nacimiento en el auto,
marido hay que puede hacer
de los dos papeles mudos,
el más paciente papel.

A los calzones las ligas
llegan a todo correr,
y muy presto en la ropilla,
sospecho que las veré.

Que haya espadas del perrillo
señores muy justo es;
pero si es muerto, aun la espada
lo sentirá, que es mujer.

Cosas de más importancia
en otra ocasión diré,
si me da lugar el vulgo,
loco, insensato, y novel.

Romance a Anarda.


Si das en pedirme a mí,
bella Anarda,

harás que fenezca luego

el amor que te mostraba.

Si toda es plata, ángel bello,
esa cara,
amenazando a mi bolsa,
para qué le chupas plata?
Refrena al punto tus uñas,
niña, envaina (embayna)
el pido, y daca que esgrimes,
de tu amor espada, y daga.

En mis versos te alabé,
dando al Alba
envidia, pues dije en ellos,
que eras luz de la mañana.

Pero desde que me pides,
más palabras
no gastaré en prosa o verso
para alabar tu fachada.

Porque al mirarte mozuela
interesada,
es fuerza que en mis conceptos
las plumas se buelan jaras.

A tus manos si mi Musa
las pintaba

de cristal, de dos leones
digo que parecen garras,

Es tu deseo un Nerón
y de Ircania,
es tigre tu pensamiento,
y alguacil, todo lo agarra.

Si tratas de no pedirme,
y si tratas
de no tomar, de tu amante,
haré dulces caravanas,
llamaré a tus cejas arcos,
y a tus patas
títeres que habitan chicas
dos de cordován abarcas.

Coral llamaré a tus labios,
fino ámbar
a tu aliento, y a tus ojos
dos del amor almaradas.

Estas, y otras mil locuras,
bella ingrata,
te ofrece mi alegre Musa,
porque yo vivo sin blanca.


GLOSA.


Ya Belarda no es cruel
conmigo, ni criminal,

pues dio remedio a mi mal,
y el mal me ha trocado en miel.

Dos días ha que reside
mi amor en Belarda, pues
cuando a todos los despide,
no me hiere su interés,
ni me estafa, ni me pide,
de piedad usa fiel
con mi bolsillo novel,
pues da en no pedirme a mí,
aunque solía, y así
ya Belarda no es cruel.

Supo que Poeta era,
y cesó su pedir fiero,
por ver que es mi faltriquera
antípoda del dinero,
y se convirtió en quimera.
No se alberga en mi Real
dando como a mi caudal,
ni es entre donaires mil,
en dar favores civil
conmigo, ni criminal.

Por mi mudó el modo esquivo,
pues ya no me está pidiendo
Belarda, olvido el dativo,
que de mi está recibiendo
solamente el ablativo,

dolor recibí fatal

en mi bolsa desigual,

ya sin pedir me ha curado,

ella es médico extremado,

pues dio remedio a mi mal.

Viendo que en mí es tan piadosa,
mi tierno amor la desea,
porque siendo rigurosa
la que estafa, es mujer fea,
la que no pide, es hermosa,
de su boca que es Argel
de la plata, y es cordel
que la ahoga, escape el daño;
en gusto trocó el engaño,
y el mal me ha trocado en miel.


Sátira contra el Tabaco.


Toda nariz esté alerta,

que al tabaco satirizo,
venid (si es que le tenéis)
tabaquistas a juicio.

Un tabaquista valiente
salió ayer a un desafío,
y en vez de sacar la espada,
dio tabaco a su enemigo.

Pues sucios resquicios busca

un sodomita, imagino

que andará por las narices

donde hay tabaco, perdido.

Ya, señores, como guantes

hay narices de polvillos,

y con tabaco pañuelos,

como pañales de niños.

Una nariz con hollín
del tabaco obscuro nido
parece, con propriedad,
chimenea del abismo.

Si un tabaquista estornuda,
luego a sus narices miro,
y en vez de Dominus tecum,
tabaquinus tecum digo.

El que es proto tabaquista
tiene muy gran regocijo
si va barato el tabaco,
aunque cueste caro el trigo.

De castañas tabaqueras
hace un tabaquista mico,
por saber que las castañas
son alcahuetas del vino.

Yo pienso que a las narices
de un tabaquista precito,
un Joanelo de excrementos
le subió los intestinos.
Aunque secreta la juzgo,
una nariz dice a gritos,
que de calle de Madrid
pasar la plaza ha podido.

El tomar mucho tabaco
es peor que un sambenito,
pues con tabaco un olfato
no puede probar que es limpio.


Bayle de Menga, y Bras.

Yo me voy de la cabaña,

sepan todos que soy Bras,
Menga me pide dineros,
y yo no los puedo dar.
Paralítico es un pobre,
en la piscina estoy ya,
no tengo hombre ni mujer,

porque no tengo un real.

Meng. De mi cabaña se fue

Bras, que pudo adivinar

que había de echarle della

en acabando el caudal.

Y acertó, porque Menguilla

soy, tan diestra en estafar,

que por mí dijo un Poeta,

notando mi habilidad:

Valentía en el pedir,

y donaire en el tomar,

quién como vos le ha tenido?

quién como vos le tendrá?

Los zagales, y zagalas

de un albergue pastoral,

lo brillante de la sierra,

y del prado lo galán,

por ver a Bras, y Menguilla,
vienen, que es gusto mirar,
A Menga como le pide,

y al pastor como no da.
Alegres mudanzas forman,
bailando siempre a compás,

y a lo que Bras le pregunta,
Menga respondiendo va.
Bras. Dime Menga si podrá

Bras a tu choza volver?
Meng. Si dinero no me da,
advierta que soy mujer,

sabe Dios si volverá.
Bras. Menguilla no seas extraña,

mira que tengo dinero.
Meng. Si tu lengua no me engaña,

y tienes que dar, te quiero,

vuelve Bras a la cabaña.
Bras. Si estudias en agarrar,

de tus uñas quiero huir.
Meng. Jamás olvido el tomar,

ques bueno saber pedir,

después de saber amar.
Bras. Pues interesada, y cruel estás,
di cuantos galanes Menguilla

tendrás.

Meng. Veinte no más.

Bras. Mientes Menguilla por vida

de Bras,

Mas ay de tu casa,

si el número de hombres de veinte no pasa.
Meng. De tantos galanes no admires la cuenta,

que tendré si hoy veinte, mañana cuarenta,

ques el tener muchos de grande importancia,

pues cuando más Moros mayor la ganancia.

Bras. Aqueso, y más fío de tu condición,

que amigas de muchos las mujeres son,

y es bien que a tu gusto el mío sujete

pues no darán cuatro lo que darán siete,
Mas ay de tu casa, si el número de hombres de veinte no pasa.
Meng. Pues eres mudable, y fácil estás,
di cuantas mujeres conquistando vas?
Bras. Ciento no más.
Meng. Miente tu lengua por vida de Bras,

mas ay de tu bolsa,
si ofrece a un tiempo dineros a todas.
Bras. Mi amor a cien mozas alegre se entrega,
cuando esta me riñe, essotra me ruega.
No admires que tenga yo tanta mujer,
que en ruin ganado poco hay que escoger.
Men. Con tantas mujeres ser Turco deseas,
admite las lindas, y deja las feas,
y con amor fino usa falso trato,

ofreciendo el perro, y guardando el gato.

Mas ay de tu bolsa,

si ofreces a un tiempo dineros a todas.


Sátira a las mujeres boconas.


De las mujeres boconas,

al descuido, y con malicia,
quiero decir las grandezas,
ayúdeme mi Talía.

Una bocona ayer tarde
con su marido reñía,
era pequeño, y de un sorbo
se le zampó en la barriga.

A una bocona un figura
le dijo: señora mía,
pienso que esa boca hicieron
para un nabo de Galicia.

Quien sustente una bocona,
ha de ser persona rica,
porque sólo de un bocado
un pan entero desquician.

Cierta bocona enfermó
de una dolencia inaudita,
y dijo el Dotor quel daño
en el corazón tenía.

Bostezó, y el tal Dotor
vio por boca tan crecida
el corazón, y así entonces
hizo del anatomía, (anotomia)

Yo aborrezco a las boconas,
que una bocona infinita

si pide a pedir de boca,
mucho será lo que pida.

Si pequeña boca tiene
una mujer, pide cintas,
pero si la tiene grande,
moño, enaguas, y vasquiñas,

De la boca del infierno,
cuando la suya amplifica,
puede ser gentil mujer
una bocona maldita.

Pues con sus mismas orejas
su boca grande confina,
hablar se puede al oído
una bocona ella misma.


Epitalamio a las bodas de un tuerto, y una tuerta.

Cante con dulce lira Polifemo,

que músico ha de ser con solo un ojo

el que alabe esta boda, y porque temo

que esté romadizado del enojo
que Aurídice le dio con mucho extremo,
el Tracio del infierno ya despojo,
se no cante agora, llore desconciertos,
y alabe un tuerto boda de dos tuertos.

Canoro el tal Gigante desgobierna
su gaznate tremendo, y rebuznaba
de modo que rebuznos mil alterna,
curioso quiso ver por quien cantaba;
y vióle al desposado una linterna,
y otra a su esposa, y dijo (cosa brava:)
boda es con lodos, pues que lleva a un lado
una linterna cada desposado.
Con dos ojos los dos eran un puente

por donde el ciego amor pasar podía
el esposo mi luz tan solamente,
lleno de amor a su mujer diría,

porque hablar en plural no era decente,
antes si necia acción, gran bobería,
y aunque la adoran, y por su amor suspira,
con malos ojos con razón la mira.

Refrene el maldiciente aguda traza,
(dijo el marido) si de tu belleza
quiere sacar las faltas a la plaza,
no ejecute en tu rostro su agudeza,
a sus labios vincule una mordaza,

pues si echas dado falso en mi cabeza,

tus celos no veré bien, ni los míos
podrás tu ver, aunque haga desvaríos.


Romance a Felisarda gran pedigüeña.

Felisarda una mozuela
dulce embeleco de alcorza,
las bolsas lleva a barrisco,
muy diestra en daca, y en toma.

Con aquel que tiene gato,
una cordera es la moza,
y una avispa muestra ser

con el que no tiene mosca.

De muchos es conquistada,
y al que en su cielo acomoda,
la pena le hace pagar,
antes de gozar la gloria.

Prototaimada es la niña,
y es un architomaxona,
y así como hay sota alcaydes,
es en mentir sastrisota.

Está ensayada en aquello
que dice: rueda la bola,
y para vivir con gusto,
es su adagio, ande la losa.

Contra toda faltriquera
más tiros hace su boca,
que hay tiros en baluartes
de las enemigas costas.

Al pobre le hace pesares,
pero al que es rico lisonjas,
con el agudo es aguda,
con el boquirrubio tonta.

Un hijo tuvo, y no supo
quién pudo hacer la tal obra,
y en esto pareció el niño

a la puente de Segovia.

Un Luzbel es desmoñada,
un demonio si se enmoña,

un mico si se enjalbega,

y un monstruo si se arrebola.

Entre dos viejas está,

como entre espinas la rosa,

y le enseñan a pedir

que no saben otra historia.

La una es loca, la otra es vana;

la una es tuerta, la otra es coja,

pero no es gasa ninguna,

que excelentemente toman,

Mari Tava la una es
y Mari Justa la otra,
injusta cosa es llamarse
Justa la que es pecadora.

Entrambas presumen mucho,
aunque tienen poca honra,
que no se paga alcabala
de presunción, ni de pompa.

Estas dos, pues, la aconsejan,

y con ellas sus tramoyas

hace, que de sus maldades

son sabias encubridoras.

Felisarda, si navegas

en el mar del mundo, nota

que con esos dos timones

tomarás puerto en las bolsas.

Aprende bien sus ardides,
y esculpe allá en tu memoria
los que te dan documentos,
esas que merecen borla.

Porque haciéndolo serás
una raciona esponja
del oro, y a tanta luz
perdurable mariposa.

Todos sus engaños guarda,
todas sus cautelas logra,
tragarás de balde siempre,
dando a todos tragantona.



Sátira de los Moños.


Aunque no he sido, señores,

maldiciente ni enfadoso,
porque estoy muy mal con ellos,
quiero a los moños dar como.

Quel moño es loco está llano,
yo lo afirmo, yo lo abono,
que pues le vemos en javala,
sin duda ninguna es loco.

Papagayo es en jaulilla,
pues por lo bello, y lo hermoso,
de contino al apetito
le dice: cómo estás loro?
Diadema un moño parece,

y es engaño muy notorio,
que le lleven las tusonas
sobre pecadores rostros.

Un moño superlativo
es grave, y majestuoso,
arco triunfal de cabello
por donde ha entrado el demonio.

Junto a un moño grande, y viejo
vi diez moñicos bisoños,
y me parecieron juntos
él la clueca, y ellos pollos.

La nave de una mujer
se rige en medio del golfo
por el moño, y así digo
que ha de llamarse piloto.

Moño he visto a cuya sombra
están durmiendo dos ojos,

que hay moño que sombra hace
más que un naranjo, y un olmo.
Boca abajo es media luna

un moño con perifollo,
pero si está boca arriba

parece barba de bobo.

El moño a todos nos tienta,
alerta viejos, y mozos,
ya es demoño toda niña,
dellas nos guardemos todos.

Un Miércoles de Ceniza
cierto cura muy gracioso,
al ver un moño postizo,
quedó espantado, y absorto.

Echó ceniza sobre él,
y en vez de memento homo,
por ver que era de difunto,
le dijo: memento moño.

Romance que pinta como la mitad del mundo se ríe de la otra mitad.


Del mundo la una mitad

se ríe con modo agudo,
y también se burla della
la otra mitad del mundo.

Ríese el rico del pobre
al valle con poco gusto;
que un pobre parece a un rico,
lo que a un hablador un mudo.

Del rico el pobre se ríe,
viendo que es un Epicurio,
pues, si le condena, poco
le aprovechan los escudos.

El sastre ríe del moro,
diciendo: casi son Turcos
mis retazos, porque sé

que suelen valerme mucho.

El moro ríe del sastre,

y responde: no conjugo

a rapto, pero tu nombre

le tiene por verbo suyo.

Un hombre pequeño ríe

de un largo, que un langaruto

es una pica con barbas,
legua en caminos no enjutos.

Del pequeño ríe el alto,
y afirma que es su estornudo,
y que si de cerbatana
nombre llega a darle el vulgo.

Por lo largo, y por lo angosto,
él por lo chico, y menudo,
sin duda ninguna puede
servir de garbanzo suyo.

El cobarde del valiente
se burla, porque seguro

no está jamás, siendo blanco,

de la estocada de puño.

El valiente del cobarde

se ríe, por ver que nuncios

del miedo son sus dos pies,

y aun abreviadores mucho.

El que dos ojos posee

ríe del que goza uno,

y le dice que a Juanelo

ruegue que le suba el sucio.

El tuerto dessotro ríe,
afirmando que más ducho
está en tirar, pues la vista

para acertar lleva a punto.

Unos son bufones de otros,
que hay menguados a diluvios,
y a cántaros mentecatos,
llueven anegando el gusto

De los discretos, porque
acarrea un tonto un rudo
por junto las necedades,
los donaires por menudo.

Y así todo cuanto vemos
es risa, es sueño, y humo,
Julio dice mal de Enero,
y Enero murmura à Julio.


SONETO A UNA MUJER que tenía celos de un capón.


A tus celos Luzia llamo malos,

Pues si paran en paz sus desconsuelos,
Te anuncian del capón vagos desvelos,
Que para firme amor tiene intervalos.
Mereces que te den trezientos palos,
Pues habiendo empoblado caramelos.
Tú al desierto te vas a pedir celos,
Dejando por las peñas los regalos.

Torbellinos de celos a porfía,
Tiene Luzia ya, y el pensamiento
Nubes sin nieve, y sin granizo fragua. (grañizo)

Llorar por un capón es bovería,
Pues aunque esté nublado, y corra viento,
Sólo será la tempestad de agua.


ROMANCE A UN PROTO sufrido.


Escúchame un rato atento,

tú Monsur de Medellín,
si a caso, como en tu casa,
no estás sordo para mí.

Jarifo estás de cabeza,
y valiente de cerviz,
pues te adornan esa frente,
dos lunares de marfil.

Parecemos (bien me acuerdo)
que en los retratos te vi,
(muy al vivo retratado)
de San Estacio, y San Gil.

Con descanso vives, que

no alegra tanto un país
como el ver la mesa puesta,
y sin pagarlo muquir.

Al buen callar llaman sancho,
yo llamo santo al sufrir,
pues hace un milagro, que es
(linda traza, bello ardid.)

Comer gastar, pasear,
jugar, beber, y vestir,
sin que tengas de sabido
de renta un maravedí.

Sordo, mudo, y ciego eres
modos los tres de vivir,
y títulos que en jarama
te envidian hoy más de mil.

No sé que oculta señal
te ven, que en mirando allí
más arriba de tus ojos,
todos procuran huir.

No envían los mosqueteros
a una comedia ruin,
mas silbos cuando se van,
que a ti, si te ven venir.

Cuando te miro casado,
te imagino muy feliz,
porque tienes (gran ventura!)
por mujer un Serafín.

Pues a nadie negó cosa,
y a todos dijo que sí,
tu hermosa esposa, bien puedes
de buen hombre presumir,

Aunque no es muy casta ella

con ánimo varonil,

siempre haciéndola procura

aquesta falta suplir.

Al mirarte essotro día

cierto maxico Merlín,

la frente, dijo que tú

en un coso has de morir.

Si los perros que le dan

a tu esposita gentil

resucitaran, sospecho

que lo habías de sentir:

Porque aun en tu misma casa

vieras, lanudo, tu fin,

cuando te agarraran las

guarniciones del oír.

Si a los cuernos de la luna

veo tus cosas subir,

y al pasar te tienden capas,

como es tu nombre infeliz?

Como siendo agudo, y bravo,

todos te corren a ti?

sin ver que del libro eres

de San Lucas el atril.

Gran paciencia has menester,
habiendo tanto malsín
que va buscando las faldas
siempre a moco de candil.

Por más que lo he procurado
no he podido distinguir
de tu mismo rostro el signo
que está en el alto zafir.

Cualquier discreto, y agudo
se admira viendo salir
(en vez de flores) tinteros
de tu cholla en el pensil.

Dios te guarde muchos años,
de todo rejón sutil,
y ya que no de corneta,
de los ecos de un clarín.

Para que seas viviendo
un ganadero de ti,
desabrigo de una plaza,
y población de un toril.



SONETO A FABIO QUE estando con Belisa no fue hombre.


Belisa dijo a Fabio: Yo deseo

Una comedia ver muy amorosa,
y él dijo: ven verás, Belisa hermosa
Del nieto de la espuma hoy el trofeo.
Tres no más representan, pero creo
Que la traza ha de ser algo gustosa.

Salieron a cantar, y por famosa,
Fue la loa un encanto del deseo.

Y al empezar la fábula admirada,
Faltó el primer papel más de hora y media
Antes que se empezase la jornada,
Y en medio del tablado (qué tragedia)
Sin él los compañeros no hacen nada,
Y así no vio Belisa la comedia.


Sátira a las Enaguas.


Ya que a los moños mi lengua

críticamente maltrata,
agora pretendo dar
a las enaguas matraca.
Enaguas no han de llamarse,
que es contradicción muy clara,
llámense envinos, pues vemos

que al apetito emborrachan.

Si el demonio va a reñir,

de enaguas, y cota se arma,
que son enaguas, y cota
contra el hombre espada, y daga.

A un amante, boquirrubio,
por lo lindo, una taimada,
en las enaguas le coge
que es lo mismo que en la trampa.

Un día me dio deseo
de meterme (cosa extraña!)
por ver su concavidad,
debajo de unas enaguas.

Hablé muy recio, y la voz
de tal suerte resonaba,
que pensé que estaba entonces
dentro de alguna tinaja.

Las enaguas me parecen
de lienzo con puntas blancas,
Roquetes, pero se vuelven
para las bolsas mortajas.

De modo a todos nos tientan,
que pienso que son sin falta
enaguas, cotilla, y moño,
tres enemigos del alma.

De su alegre tafetán
el ruido es una caja,
donde el amor en su guerra
toca en los gastos al arma.

Con enaguas la tusona
me parece una campana,
y como de fiesta está
todos van a repicalla.

Romance en consonantes a una pedigüeña.


A mi faltriquera niña

no mires de talanquera,
que al ver tus agudas uñas,
se admira mi faltriquera.

Corderillo es su caudal,
y es tu pedir una fiera,

si le alcanza (bella Antandra)
tengo por cierto que muera.

Del Capitán interés
vas siguiendo la bandera,
y de la arca de Madrid
vienes a ser cantonera.

Más galanes en un día
tienes que higos una higuera,
pero aunque celos me des,

no se me da a mí una pera.

Pues cuando de pretendientes
tienes flux muy novelera,
a otra más hermosa niña
hago en mi gusto primera.

Al ver un pobre te vuelves
impía, dura, y severa,
pero al calor del dinero,
te derrites como cera.

Por qué tratas con crueldad
al que en servirte se esmera?
por qué tu lengua pidiendo,
todas las bolsas altera?

Baste el ser águila baste,
cazadora, y alternera,
no con pesados escudos
te muestres libre, y ligera.

Enmienda enmiéndate luego,
que has de passar la carrera
de tu vida, y tú no sabes
el albergue que te espera.

Mira aunque agora te adorna
la frente una cabellera,
que por virtudes del tiempo
ha de verse calavera.



Soneto a una vieja que cortaba las uñas a una niña.


Las armas a esa niña quitar quieres,

Con las cuales aguda muerte daba
A toda bolsa, siendo cruel Cava,
En todo su caudal, y en sus haberes.

Si tú por agarrar vieja te mueres,
Di por qué se las cortas? cosa brava
Es que le quites con lo que agarraba.
En manos de cristal juro en mujeres.

Mira muchacha mira que te importa
Estar a faltriqueras siempre asida,
Tu deseo sin uñas mal se porta.

Castiga a la cruel aluñicida,
Que la que aleve tus diez uñas corta,
te quita (hermosa niña) la comida.

Décima a una mujer muy pequeña que llevaba grandes chapines, y grande moño.


Si te quedas en zapatos,

y depones el Gigante
de cabellos, al instante
cesarán tus garabatos,

nada eres entre dos platos,

cuando tan pequeña estás,

pero si a tu moño das,

y a tus chapines desvío,

niña, para el gusto mío

menos que nada serás.


Endechas a Belisa.


Belisa un epitafio

eres sin duda escrito,
que dice desta suerte;
aquí yace Cupido.

Y también me pareces,
(según lo que en ti admiro)
un rótulo que dice: (retulo)
sólo a interés me rindo.

Para sacar dinero
eres (bien lo imagino)
poste en la faltriquera,
y pasmo en el bolsillo.

El más discreto es tonto,
si es pobre, y el más rico
es para ti, si da, otro galán Narciso.

Al blanco de la plata
enderezas los tiros,
y con los gatos llenos
muestras valientes bríos.

Antes de dar favores
quieres hacer recibos,
por huir de los perros
niña los aullidos.

Si un Cherubín hermoso
guardaba el Paraíso,
el tuyo dos viejonas,
que son con rocas micos.

Bien a pedir te enseñan,
que saben infinito,
y es fuerza, porque son
tarascas de los siglos.

Las diez uñas que ostentas,
nunca del panadizo
vieron el rigor fiero
que agarran más que esbirros.

Si matando tus ojos
parecen basiliscos,
tus dos manos tomando
moho me han parecido.

Tantas tramoyas formas,
ques nuevo laberinto
tu casa, y es comedia,
aunque no a lo divino.
Con ellas llamas gente,

y con pobres Tarquinos

casta Lucrecia eres,

pero con los que has visto

Que tienen reales, siempre

eres real camino,

a todo pasajero,

como en dar sea pío.

No te cases zagala,
que podrá tu marido
novelas de Cervantes
leer, tremendo libro.

Tinteros son las letras,
y renglones torcidos,
cornetas que amenazan
adustos frontispicios.

En amar no reparas
a dos que son amigos,
que obscuras el refrán
zafio, civil, y antiguo,

Que dice sin cultura,
sandalia, ni trilifos;
ese tu amigo es
que muele en tu molino.

El llamarte mi alma,
es en ti desperdicio,
que quieres más que amores
dos cuartos de tocino.

El requiebro es un burdo,
el halago un novicio,

el yo te adoro, un tonto,

y un zurdo el yo te estimo.

El toma es muy galán,

el darte quiero es lindo,

y el prometer en ti,

cuento de Calaynos.

Muchacha Dios me libre

de tu estafar prolijo,

de tu pedir violento,

y tu agarrar esquivo.

Y de los dos alcaydes

que guardan tu castillo,

donde contra el dinero

en él encantos miro.

Guarda como oro en paño
esas viejas archivos
de maldad, y lisonja,
y escrúpulos fingidos.

Que ellas te llevarán
para que desde hocicos,
(y de cabeza, y todo)
al boquerón del vicio.


GLOSA.


A toda bolsa da mate

Belarda siempre risueña,
y es taimada, y pedigüeña,
la niña a nativitate.

Belarda que de costumbre
tiene el pedir, y estafar,
del interés en la cumbre,
porque se llama tomar,
tomará una pesadumbre.
No hay gato que no desate,
y con valiente combate,
si acaso le huele plata,
a todo bolsillo mata,
a toda bolsa da mate.

Es triste de condición,
adusta, fiera, y cruel,
y es un tirano Nerón,
con el simple moscatel,
que navega en su afición,
todo lo apoca, y desdeña,
tristeza infinita enseña
en su rostro, pero está,
si el galán dineros da,
Belarda siempre risueña.

En su poder cauteloso,
cuando el tomar no revoca,
de su boca es peligroso,
el movimiento, en la boca
tiene un aire contagioso
es quien el caudal despeña,
es de la peste una seña,
yo la huyo, y yo la temo,
es de la malicia extremo,
y es taimada, y pedigüeña.

A los doblones matraca
da, bachillera, y astuta,
y cuando dineros saca
de su intento que es cicuta,
un perro muerto es triaca,
no hay galán a quien no mate
la bolsa, por más que trae
de guardarla, que es fútil,
y es del dinero alguacil
la niña de nativitate.
Soneto a una vieja sin dientes maldiciente.


Excremento del mundo, de años puente,

Esponja de los siglos, vieja loca,
Por qué en tu siempre despoblada boca,
Tienes lengua civil, y maldiciente?

Por qué contra las honras insolente,
Cuando pareces mono que nos coca,
Tu intento firme al viento como roca,
Procura murmurar eternamente?

Oh quién la viera en medio de dos dagas
A tu lengua mordaz semiprecita,
Pero consuelo es (aunque la amagas)
El ver que cuando en boca tal habita,
No puede murmurar por más que hagas,
Entre dientes jamás, vieja maldita.


Décimas de pie quebrado a una estafante niña.


Niña si en tan tiernos años
enredos sabes hacer,
defender

me quiero de tus engaños:
de tus daños

mi cuidado me aconseja

que huya, mi deseo ceja

tu maldad,

que si pides con crueldad,

niña, qué harás cuando vieja!

De tu pedir, y tomar
advertido, quiero huir,
y vivir
seguro de tu estafar,

que te dar

no tengo, que me condena

a pobre el tener yo vena

de Poeta,

y así dar niña discreta

no puedo, si no doy pena.

Tu madre viejona horrible,

me parece feo Atlante,

y Gigante

de tu puente de Mantible,
insufrible
es conmigo a cada paso,
pues cuando de amor me abraso
(caso fiero)
porque no tengo dinero,
da en defenderme tu paso.


Tu amor mi gusto no llama,
que no es gusto (aunque convenga)
que yo tenga
con intérprete la dama
si mi llama
mitigar, porque me cuadre,
quiero, sin padre, ni madre
moza bella
buscaré, como esté ella
siempre sin perro que ladre.

Que si no ladra está cierto,
cuando yo no pagaré
(bien se ve)
que ha de ser el perro muerto,
esto advierto,
y es mi intento sin segundo,
porque después (bien me fundo)
del estrago
la moza a quien yo no pago
la mejor moza es del mundo,

La vieja en toda ocasión
podrá enseñarte a pedir,

y argüir

contigo en la ejecución,

su lección (licion)

será de puntos, leer

puede cátedra al querer,

porque infiero

que en lo de sacar dinero,

sabe más que Lucifer.

Viendo que buscas mis males,
digo, niña hermosa, y rara,
que tu cara
guardes, y yo mis reales,
imperiales
águilas sois camaradas,
tú, y la vieja rodomadas,
bien lo aplico,

pues os contemplo con pico,
y a todo escudo agarradas.


A mi dinero amenaza
vieja que parece mono,

porque abono

que sois la mona, y la maza,

y con traza

vivís las dos, juntas vais,
y a todo amante estafáis
(bien lo sé)
mirad que me moriré,
si es que un cuarto me sacáis.


SONETO A UN ALGUACIL que juraba a fe de hombre de bien.


Alabanzas dedica a su ademán,

A sus acciones dando parabién
Un cierto agarrador hombre de bien
Aunque pocos lo mismo afirmarán. (afirmaran; afirmáran en el original)

El mismo da a entender que es el imán
De toda honra, y para su desdén,
No faltará en el siglo agora quien
Nos diga sus costumbres donde van.

El oírle jurar da suspensión
Porque ya le conocen más de mil,
Pues como el que es leal usar traición,

Como ser liberal el que es civil,
Es jurar dando al mundo ostentación,
A fe de hombre de bien un alguacil.

Romance en el cual refiere un Poeta un caso que le sucedió con dos pedigüeñas.


Oigan, y sabrán un chiste

que con dos con alma tumbas,
me sucedió esta mañana,
va de gracejo, y de fuga.

Para que a contarlo acierte,

Apolo me dé su ayuda,
y porque asonantes sobren,
válganme las graves Musas.

Hoy en la calle mayor
topé dos bellacas sumas,

cuya cuenta de bellacas

no podrá sacar mi pluma.

Eran dos micos en pie,

destas que tienen agudas,

si los juros en la cara,

toda la renta en las uñas.

Descubrióse la una dellas,

y dijo: por vida suya

que nos dé algo dulce, mire

que aún estamos en ayunas.

Yo respondí: si las dos

dulces quieren, no presuman

que han de dejar de llevarlos,
ayer escribió mi Musa

Una letra, y el principio,
(cuyos conceptos retumban)
unos ojos dulces dice,
y el tono al sentido arrulla,

Estos dulces les daré,
y adviertan, si no tripulan
el pedir, que soy Poeta,
mi bolsa es medio Cartuja.

Si es que quieren estafarme,
tan alto el precio no suban,
no me pidan a mí dulces,
pídanme aloxa, aceitunas.

Barquillos, queso, tostones,
chochos, cañamones, fruta,
que un Poeta, hasta lo dicho
puede dar, y aún pongo duda.

Respondió, casi enojada,
una de aquestas dos brujas:
ya que no quiere feriarnos,
(por ser pobre) cosa alguna.

A ver la justa poética
nos lleve a las dos, renuncia
ese deseo mi honor,
(dije con cólera mucha.)
Porque es la justa en mi casa,

y es celosa doña Julia
mi mujer, y pecadoras
mujeres no han de ir a justas.

Ay el bellaco, tan claro
nos habla, casi difuntas,
respondieron, pero yo,
que nunca he sufrido pulgas.

Y más de gente que va
bolsas dejando a la luna,
a todas horas buscando
galanes que las espulgan.

Les dije desta manera:
Si es que las dos se disgustan,
porque digo el Evangelio,
no tienen que darme culpa.

Muy bien las he conocido,
ella es un montón de arrugas,
y su faz mucho más negra,
que no la mala ventura.

Pero aplicando embelecos,
habla siempre de blancuras,
impropiedad, pues que vemos,
que si habla es por las mudas.

Y uvesarce es gran taimada,
a los pobres que la buscan
coger todo lo que puede,
y cuando gozar procuran.

Su deidad como merece
por sus trazas, y su astucia,
de relamida la borla,
a todos les hace burla.

Pague el escote si come;
hile hile que las truchas
ya no se pescan agora,
señora, a bragas enjutas. (enxutas)

Enojáronse del todo,
y a puñaladas me magullan
las espaldas, y yo dije:
lo que referí son burlas.

Y sofísticas razones,
qué disputa, qué disputa?
me dijo la una, y yo
respondí con mucha furia:

Disputaros disputaros
será imposible, tortugas,
que no he de quitar aquello
que tenéis desde la cuna.

Ni nombre que es mayorazgo,
no es bien que hurtaros presuma,
pues el que os disputa a entrambas
toda vuestra hacienda hurta.

Fuéronse las dos corridas,
enfadadas, y confusas,
a buscar otro más bobo,

de bolsa más boquirrubia.

Yo quedé haciendo a Dios gracias
de que escapé de dos furias,
de dos del agua sirenas,
y de la tierra verrugas.

De dos sierpes, de dos fieras,
de dos de naipes figuras,
de dos del aire cometas,
y de dos de alquiler mulas.

De dos ya sastres con moño,

de dos ya sin N. puntas,

de dos suegras, de dos moscas,

de dos viejas, de dos Judas.

De dos de interés amigas,

de dos feas, de dos brujas,

de dos nichos del dinero,

y de dos del diablo grutas.

Romance a un hombre muy amigo de vino.


Pasqual que por ser devino

le ha llegado a graduar
Baco, y no pudo ser menos,

aunque sí, pues bebe más.

Es hombre gran ballestero,
a todos gana a tirar,
que si otros dan en el blanco,
en el blanco, y tinto da.

Es devoto de las botas
con tanta facilidad,
que con arrobas de Yepes
muchos le han visto arrobar.

Sabe mucho muy leído
en el que dice refrán,
si mucho sabe la zorra,
más quien la sabe tomar.

Hombre es que no necesita
de llegarse a desnudar
para andar en cueros, que es
vestido, uno racional.

Cura (si está en la cabeza)
el dormir su enfermedad,
y aunque el trueco vaya caro,

le da la vida el trocar.

Si por estos trigos echan
los que mal saben hablar,
este echa por esas viñas,
pero con todo habla mal.

Su opinión, según yo creo,
despeñada morirá,
pues las costas de garrafa
quiere subir, y bajar.

No necesita de postas
cuando a ellas quiere llegar,
que las costas de garrafa
junto a sus labios están.

Si tiene alguna pendencia,

los agudos no le dan

favor, Cepedas, Sarmientos

le procuran alentar.

Si acaso alguno le dice,

no se asombre, en puridad

le responde, aqueste asombre

quiere en azumbre trocar?

Por astrólogo le tienen

hoy en su villa de Orgaz,

pues que ha de haber muy buen año

de vino adivinará.

Aunque se le den de balde
(cosa que es comodidad)

de chamelote de aguas
vestido no llevará.

Cuando pasa por un río
si llega el agua a mirar,
aunque pase por la puente,
piensa que en el vado está.

Si tiene enojo, y con él
llora Pasqual, no dirá
que son fuentes sus dos ojos,
que con ellas está mal.

A la orilla de un arroyo
cuenta un pastor la crueldad
de Fabia, y Nise, añadiendo
al agua que murmurar.

Pero si desdichas cuenta
aqueste pastor, jamás
busca de arroyos orillas,
si bodegas va a buscar.

Que si divierte la vista,
ver fugitivo el cristal,
de ver el agua al pastor
tristeza le suele dar.

Enójanse algunos cuando
en los ojos el agraz
les imprimen, que señala
ser de disgusto señal:
Y en este fuera regalo,

agasajo, y amistad,

pues al caer el licor

puede su boca, embargar.

Si encubran los delincuentes,
por quererlos castigar,
encubar a Pasqual, fuera
castigo? no, sí piedad.

Como hay quien su Agosto hace
agora veo que hay
quien hace su mosto, dicha
que quita la gravedad.

Pues es un simple, y un tonto,
llámenle puro a Pasqual,
pero no, que si lo sabe,
a él mismo se beberá.

Aunque con vecinos suyos
amistad a profesar
llegue, nunca es paniaguado,
panvinado sí será.

Él es muy gran estudiante,
el cura, y el sacristán
no saben tanto, si bebe
en Griego el mozo hablará.

Afirma que bebe agua,
y dice mucha verdad,
agua es lo que bebe ardiente,
pero agua fría jamás.


Si al que suele tomar lobos
dineros, o pan le dan,

él tendrá pan, y dineros,
porque los suele cazar.

Cuando a comer le convidan,
no le pueden alegrar
melones, peras vinosas
le ofrecen mayor solaz.

Alcalde es muy riguroso,
muy bien lo sabe el lugar,
pues en racimos civiles,
le ha visto muy criminal.
Aunque tengan de agua mucha
los campos necesidad,
si ve llover queda absorto,
casi se quiere ahorcar.

Siendo para él (cosa extraña)
si aguas della ve arrojar,
cada nube una serpiente,
cada gota un alacrán.

Quiere tan mal al arroz
que no le puede tragar,
solamente (brava cosa,
y notable novedad,

Digna de ponderación)
porque le suele tocar
el agua desde que nace,
hasta que es mayor de edad.

Toda la principal gente
dicen que vino ypocras (hipocrás)
bebe, y según esto creo
que es hombre muy principal.

Por el agua Ero, y Leandro
murieron, y este animal
siempre por el vino muere,
que en él procura adorar.

Indicio de bebedor
dio Pasqual siendo rapaz;
pues cuando le bautizaban
dicen que empezó a llorar.

Ques un malvado está llano,
nadie lo puede negar,

quel que malvasía aprueba,
que es malvado claro está.

Del queso, y las aceitunas
se muestra tierno, y galán,
que es una dulce ocasión
de su gusto cada cual.

Este es un bosquejo al vivo,
vergadero original
de Pasqual, el que a Noé
siempre procura alabar.

Si no picaren los versos,
buen Pasqual perdonará,

que no pongo en versos suyos
nunca pimienta ni sal.

Desairadas coplas son
las que le quise agregar,
que a tener sal, y pimienta
con ellas bebiera más.


ROMANCE.


Con ser infinito el daño
que contemplo hoy en mi aldea,

con ser la verdad odiosa,
y estimada la cautela;

Y aunque los méritos veo
que ni se estiman ni premian,
y soplones, y villanos
tienen, visten, y campean,
más mal hay en el aldegüela
que se suena.

El que da en ser maldiciente,
es corriente, y le respetan;
y al que trata bien, le dicen,
que es en el trato una dueña.

Ya no hay ojal sin botón,
cualquier falta se remedia
con ardides, y dineros,
que el tenerlos es nobleza.

Y con ser gran daño aqueste,
y con haber tantas viejas
que son, por pasar la vida,
Colones de mozas nuevas,
más mal hay, &c.

Hay poeta que leer
no sabe, y hace comedias,
y autores tan mentecatos
que lo saben; y las mercan.

Hay jugadores de flores,
como guantes, y estos dejan
de un tahúr medio agostada
la florida faltriquera,

Hay espadas del perrillo;
y mujeres que pudieran
serlo por los que les dan,
y con ser verdad aquesta:

más mal hay, &c.


Hay taimados con pleguete,
desvergonzados con nema,

que en abriendo el pliego, abren
toda la poca vergüenza.

Hay casados en almíbar,
porque viven en conserva,
que es blanda vida el callar,
aunque la cholla endurezca.
Celia dice mal de Antandro,

y Antandro murmura a Celia,
y con ser malo el vivir,
señores, desta manera,
más mal hay, &c.

Un médico sin más armas
quel papel de sus recetas.
Christianos más que una peste,
en la sepultura espeta.

El rico en mármol escribe,
el pobre esculpe en arena,
y no vive el desdichado,
que eternamente desea.

Valor tiene la lisonja,
la verdad está sin ella,
y aunque se nombre ella misma,
no la conocen apenas,
más mal hay en el aldegüela

que se suena.


Endechas en lengua Valenciana.


Filis llauradora,

que al sol dones llustre,
choguet de crestall,
milacre de sucre.

Al mirar tos ulls
pastora em desulle,
mes yo no, tu si
que los ulls me furtes.

Entre les pestañes
tan ayrosos chuguen,

que tot lo donayre
de altres ulls tripulen.

Si estan entre neu

com me tiren purnes?

com sabent quem maten

de mirarme gusten?

El cel volguè fer

ab lo seu palustre,

obra tan perfeta,

que pera que puguen

Veure aqueix Abril,

se assomen les fruites,

per les gelosies (celosies; celosías)

de mil verdes fulles.
Y aixi tan perdut
estic quant apure
que tes dos esteles
merexen ser llunes.

Que volguera darte,
(encara quem punches)
allo quen lo cor
observen les chufes.


Quintillas al retrato de un Sayón Hebreo, al cual faltaba un diente.

Teme pronto narigón,

(cuando las miras derechas,
y te contemplas sayón)
las que te previene flechas,
hoy de mi Musa el arpón.

Ya sé esperador malino,
gesticular insolente,
(aunque no soy adivino)
que no te ha caído el diente
de comer mucho tocino.

Sospecho que le brindó
a alguna viejona aneja,
tu diente, y te le sacó,
sin duda que la tal vieja
su boca con él pobló.

Que ayer, con mucho cuidado,
llegó a pedirme un dinero
una vieja, y estafado
quedé, y advertido infiero
que esta el diente te ha sacado.

Que vieja astuta que obtiene
tan gran ventura, y con treta,
(cuando interés se previene)
dinero saca a un Poeta,
algo de Judío tiene.

De la fortuna quejosa
lo infausto a tu diente alcanza,
con él fue muy rigurosa;
pues cae de la privanza
de una boca venturosa.

Quiso ser (y tuvo brío)
diente de bien, sano intento;
(aunque en boca de un impío)
pues cayó de corrimiento,
de que servía a un Judío.


Soneto a una mujer que era muy pedigüeña, y presumía de aguda.


Niña estafante, que por ser aguda;

Pasar pudieras plaza de saeta,
Más presumida, y vana que un Poeta;
Cuando en sus versos nadie pone duda.

De aquesa vanidad queda desnuda
Y serás punto menos de discreta,
No dejando el pedir, sobrosa treta,
Ya enfermedad de duro linda ayuda,
De lo siguiente mi opinión te avisa,
Tu lengua en la agudeza no reside:

Y pues mi bolsa hiere tan aprisa,
Y tanto contra mí se descomide,
Que eres tonta a creer vengo, Belisa,
Que no puede hablar bien lengua que pide.


Décima de un galán que se llamaba Domingo, a una niña muy interesada.


De tan fingidos halagos
quiero huir la falsedad,
y de la pobre ciudad

de mi bolsa, los estragos,
dejad, niña, los amagos,
que es por demás estafar,

Domingo soy, no he de dar;
y aunque más fiestas me hacéis,
si es que dinero queréis,
yo soy fiesta de guardar.

Soneto a una mujer que dio en ser Poeta.

Mi niña ser poeta has procurado,

Cosa que ni ello es arte, ni es oficio.
Sino uno de los cascos ejercicio,
León contra asonantes desatado,

Celia deja por Dios tan gran cuidado.
Mira quel hacer coplas toca en vicio,
Y para hacerlas, mira que no es novicio
Tu ingenio, y que jamás lo ha profesado.

Del frenesí con gran desenvoltura,
Consolarte pretendo, a tu despecho,
Locura es ser versista, si te apura,
Escribir versos nunca dio provecho,
Mas para ser poeta (si es locura)
Siendo mujer, lo más estaba hecho.


Romance a la envidia que tuvo un clavelde un jazmín.


De un jazmín gala del prado,

envidioso está un clavel,
pero no teme su envidia,
pues no le puede morder.

El estar tan colorado
pienso que debió de ser
natural no, sí vergüenza
de mirar su candidez.

Al jazmín los arroyuelos
dan de cristal para bien,
por ver que luce, y que sirve
a las flores de dosel.

La Primavera le aplaude,
muéstrase el Mayo cortés,
haciéndole cielo, cuando
pone tanta estrella en él.

El clavel émulo suyo,
hace del jazmín desdén,
pero que mucho, si son
ambos de un mismo vergel.

Paisanos del Abril son,
que si no lo fueran, sé
que por jazmín extranjero,

él le alabará tal vez.

Los alhelís, las violetas,

y hasta la flor más novel,

del jazmín aplauden rico,

el bello candor que ven.

Clavel, aunque los rubíes
enxertos en rosicler,
te adornan, y a tu contrario
diamantes nombre le den.

Compite con el jazmín,
pues llevas cuando le ves,
el color adelantado,
para poderte correr.

Murmura de su blancura,
de su esmeralda también,
y cuando jazmín le juzguen,
afirma tú que es ciprés.

Que aunque tú envidioso ostentes
contra el jazmín tu poder,
cuando de ciprés le arguyes,
merece eterno laurel.


CHISTE.

Cierto novio novicio,

muy poco sabedor del ejercicio

que se celebra siempre en una boda,
malogrado pasó la noche toda

y la novia sintió tal grosería,
tanto que de pesar ya se moría.
Del novio el padre dijo desta suerte:

mira que tu mujer está a la muerte
y así el saber de ti me da cuidado,
si has hijo el matrimonio consumado?
y el simple respondió: padre querido,
no sé qué es consumar, ni lo he sabido.
Dióle el padre un consejo provechoso,
para aumentar el mundo, y cuidadoso
ejecutó el consejo el ignorante,

y mejoró la novia al mismo instante.

Buscó a su padre el novio, y con porfía,
dijo el tontón: si cuando se moría
me diera este consejo, señor padre,
hoy fuera viva mi señora madre.


TABLA DE LOS VERSOS

que contiene este libro.
Se omite.
Fin.