5-1. Guerras en Cataluña contra romanos, hasta la venida del cónsul Catón.

Libro V de los anales de Cataluña. 

Derrota de Indíbil, y Mandonio: guerras de catalanes contra romanos, y de César, y Pompeyo: y de lo que sucedió hasta el Nacimiento de Cristo. 

Capítulo 1.

Guerras en Cataluña contra romanos, hasta la venida del cónsul Catón. 

Maestros los romanos del arte del reinar dominaron más con el amor, y agasajo, que con la fuerza; si bien no faltó esta cuando abusaban de su piedad: gobernando con halago, y con temor lograron crédito, y séquito, que no supieron conservar los que sucedieron a Escipión; pues por juzgarse seguros, despreciaron el arte con el cual logró su república las victorias, y los corazones.

Atentos Mandonio, e Indíbil, al desconsuelo del pueblo, y falta de Escipión, solicitaron la ruina de los romanos, como se había conseguido de los africanos: representaron a los pueblos, que sólo habían mudado de tiranos, pero no mudado la tiranía, y que era ya tiempo de dar vida, en la libertad, a la Patria: oyeron bien los pueblos el colorado pretexto, y convinieron con ellos los catalanes Ilergetes, Ausetanos, y toda la ribera del Ebro para oponerse, y sacudir el yugo romano, juntando treinta mil infantes, y cuatro mil caballos: temerosos los procónsules, que no cundiese en lo demás de Cataluña, juntaron su ejército de romanos, y españoles, y con pronta diligencia se opusieron al enemigo, llegaron a vista del ejército, les rogaron con la paz, prometiéndoles, como es costumbre, mejorar de trato, y perdón de lo pasado: no se fiaron los Ilergetes, antes sacando parte de su caballería para tomar el camino de los romanos, enviando estos, otros al oposito, y otros los Ilergetes, y romanos, se engrosó la escaramuza, ya batalla, peleando con valor unos, y otros, sin que se conociese por quien quedaba el campo.

Otro día, al amanecer se pusieron en batalla los Ilergetes, y demás pueblo: dividieron el ejército en tres partes, al medio los Ausetanos, a la derecha los Ilergetes con Indíbil, y a la izquierda los otros pueblos de Cataluña con Mandonio, y entre los dos cuernos, y batallón del medio, dejaron grandes vacíos para poder obrar la caballería.

Los romanos, descubiertos los enemigos, y su orden, siguieron el propio en la ordenanza: dio principio a la batalla la romana caballería contra Indíbil, y los Ilergetes, estos valientes derrotaron al enemigo: acudió el general romano Lentulo con otra gente para refrenar el orgullo de los Ilergetes, otros contra la caballería, y otros que socorriesen a los que peleaban contra Mandonio: se encendió fiero el combate con igual valor, y mucho daño; pero la caballería romana adelantándose, impedía poder obrar la nuestra española, ofendiendo a la infantería, que ya cansada flaqueaba: acudió Indíbil alentando los suyos, con tal coraje, que infundiéndoles nuevo valor, resistieron, y renovaron la batalla, con daño grande de los romanos: la fortuna propicia a estos, y lo cierto, Dios permitió fuese de una lanzada herido de muerte Indíbil, y aun en este estado, arrimado a su Hasta, alentaba a los suyos, que le defendían, y obraban como buenos catalanes; pero muerto Indíbil faltó el alma al ejército, que cansado se descompuso, y los romanos lograron la suerte de la victoria, muriendo más de tres mil catalanes, y quedando otros tantos prisioneros, salvándose con Mandonio el residuo del ejército, el cual envió a pedir paces a los romanos, que las concedieron pagando algunos dineros, trigo, y duplicados vestidos a los soldados vencedores, entregando algunas plazas, y las personas de Mandonio, y de otros de nombre, a los cuales dieron muerte los romanos, y esta es la primera guerra, que tuvieron los españoles en su nombre contra romanos. (1)

Por este tiempo, dicen Tomich, y Beuter, fue la guerra de Bará romano, y del rey de Castell Dases que era poderoso en Urgel, y que por la muerte que dieron los romanos a Bará, se fabricó el Arco de Bará, que está a una legua de la Torre den Barra (Torredembarra); pero es engaño, porque ese arco, como consta de la inscripción que se verá a su tiempo, fue dedicado por Sura a Licino, o por Licino a Sura, y la guerra de Bará parece que es la de Indíbil, y Mandonio: me remito a Pujades, que lo declara sutil, y docto, así esto, como que la pena de Bará, que es lo propio que de traidor en Cataluña, no se entiende por este Bará, si (sino) por el que dejó gobernador de Barcelona Ludovico Pío. (2)

Arco, arc, Bará, Tarragona

Sucedieron estas guerras, hasta el año 202 antes del Divino Nacimiento, y de este tiempo hasta el año 193 antes de Cristo olvidan las historias a los pueblos de que entonces se componía Cataluña; y tienen poca razón, porque Livio lo refiere de forma, que se puede inferir la causa, porque los romanos, y latinos no dieron razón de los progresos de aquel tiempo, que fue para no desacreditar a los romanos vencidos, y ponderar a los españoles vencedores, principalmente a los catalanes que intentaron la oposición contra romanos, y la continuaron aquellos nueve años, y muchos más. Sino valga la razón: si por haber quedado por estos pueblos vencido, y muerto Sempronio, y todo su ejército derrotado con desaliento universal de Roma que ya temía a los españoles, y a los que residían en estas partes, y por no hallarse seguros en parte alguna acudieron los romanos a la gravedad del mal con remedio extraordinario, como fue enviar al pretor romano a esta tierra, contentos antes de solos procónsules, o tenientes del pretor, bien se infiere que en estos pueblos era mayor el daño, y más difícil dominarles. 

Más se escribe, que Marco Hervio, que residía en lo que es Cataluña, escribió a Roma para que le asistiesen con pronto, y gran socorro, porque dilatándole estaban perdidos los romanos, los cuales tristes, y acobardados mandaron que por suerte se eligiese pretor, (aunque creo fue por votos) y que el electo luego viniese a esta Provincia, para informarse del estado en que se hallaba.

Y no siendo bastante el poder, y autoridad del pretor, mandó el Senado, que el mismo cónsul de Roma viniese, y tuviese su morada en Tarragona; de que se infiere cual era el valor, y crédito de los paisanos, pues para dominarles, o unirles con Roma, enviava esta su presidente, y primer ministro de la república. (3)

Disculpemos a los italianos, y españoles, que siguieron el uso de callar las verdades contrarias al poderoso, vileza del tiempo, lunar de la historia, y delito sin enmienda.

Viendo los pueblos de esta Provincia, el mal suceso de las pasadas guerras, disimularon, y sufrieron, disponiéndose a librar la Patria, y vengar la muerte de sus naturales, que bien costosa había sido a los romanos.

Después de Lucio Cornelio Lentulo, y Lucio Manlio, vino a gobernar Cetego, y en su tiempo se declararon los sedetanos, o ceretanos, que son de Cataluña (como se dijo) contra Roma, desahogando su cólera con daño de los enemigos: se opuso Cetego, que en sangriento combate destruyó al ejército, que estaba formado también de los vecinos Celtíberos, como quiere Mariana.

Pasada esta batalla, continuó la guerra en Cataluña con diferente fortuna, y se hicieron paces, y en poco tiempo rompiéndose, se volvió con mayor tesón a la guerra, y luego a la paz, que se conservó algún tiempo, manifestándose en lo exterior siempre quejosos los pueblos por la sobrada carga de la avaricia romana, pues ya había mudado de estilo Roma.

Se volvieron a Roma Cetego, y Acidio que aún se hallaba en España, y vinieron procónsules Gneo Cornelio Lentulo, y Lucio Estertino, que confirmaron la división de España en Citerior, y Ulterior, quedando un procónsul en Cataluña, o en Tarragona, y otro en la Andalucía (Bética), y Portugal (Lusitania), donde importase para acudir a todas partes al remedio.

Vino después de estos a nuestra Citerior España, Gneo Sempronio Tuditano, que la halló toda puesta en armas, sentida de la batalla de los Sedetanos, y Celtíberos bien vengados con muerte de los romanos que se hallaban en estos pueblos, y en las otras Provincias de Españas; y para defenderse juntó su ejército Sempronio, dio la batalla a estos pueblos, que juntos estaban en campaña, fue vencido, y muerto, y destruido su ejército con pasmo, y sentimiento notable de los romanos, que aturdidos sólo buscaron el remedio en la pronta venida de otro pretor: no se escribe el lugar de esta batalla, sólo que los pueblos de esta Provincia eran los más conformes contra romanos, y los nombrados Barcelona, y Cardona, y sus cabos Culca, y Liccidio.

Vino Quinto Minucio Termo por el muerto Sempronio a España, residió en la nuestra, se opuso a los contrarios, tuvieron varios lances, y sólo se halla que venció a Budar, y Bacinés, y ganó la ciudad de Turba, sin que se diga quienes fueron aquellos, ni esta. 

Vuelven a su silencio los escritores romanos, indicio de su destrozo, y de la gloria militar de esta Provincia, que les obligó a mandar viniese a residir en ella el mismo cónsul romano, para mantener el nombre, y crédito de su república, perdido, y hollado en esta tierra, y en lo más de España en aquel tiempo. De este Termo, se dice que pobló a Trem (Tremp), hermosa, y fértil villa del Principado. (4)

4-12. Victorias de Escipión: se ajustan las provincias de España a la Citerior, la nombran Tarraconense: guerras de Cataluña.

Capítulo 12.

Victorias de Escipión: se ajustan las provincias de España a la Citerior, la nombran Tarraconense: guerras de Cataluña.

Conseguida la victoria tan cumplida de Cartago nueva, se le juntaron varios pueblos a Escipión, y agradecidos los Ilergetes que seguían a Indíbil, y Mandonio, con Edeso, dejaron el campo cartaginés, y se presentaron al romano Escipión, que les admitió, y volvió las prendas con toda voluntad, y aprecio.

El año 205 antes de Cristo, se encaminó contra Asdrúbal el romano Escipión, hallándose el africano engrosado con el socorro de Cartago, y con el africano rey Massinissa se embistieron fuertes los dos ejércitos con varia fortuna duro, y sangriento combate, que se concluyó con victoria del romano, huida de Asdrúbal, y Massinissa, libertad de los Celtíberos. españoles rendidos, prisión, y esclavitud de los cartagineses. 

Se detuvo Escipión en Andalucía, y al invierno vino a Tarragona, y noticioso de que Asdrúbal Barcino había pasado a Italia, o que en España quedaba Massinissa, y Asdrúbal Gizón divididos, y que de África había llegado con fuerzas Hanón Barcino, el cual se había juntado con Magon, se encaminó al oposito de estos, y les venció, y triunfaron gloriosos del africano Marco Julio Silano, y Lucio Escipión elegidos (erigidos) contra Asdrúbal Gizón.

No faltaba a Escipión más, que concluir con Massinissa, lo logró pues concertándose, hecho amigo de los romanos volvió a África; y los que quedaron de Cartago con Asdrúbal Gizón desistiendo del dilatado campo de España, se retiraron a un ángulo que fue Cádiz. 

Viéndose los romanos señores de España, quisieron corresponder, y premiar a la Citerior España, que era entonces lo que es Cataluña, a quien debían todo su crédito, y victorias, dilatando sus términos; y como antes en la Citerior, sólo se comprendía lo que es Cataluña, le añadieron lo restante de España, menos Andalucía, Portugal, y Estremadura, que tenían el nombre de España ulterior; y la Citerior, por la cabeza de la Citerior Tarragona, también se comenzó a llamar España Tarraconense.(1)

En este tiempo enfermó Escipión con peligro de muerte, que se publicó con varias novedades, y movimientos causados por los soldados romanos, por los españoles celtíberos, y catalanes españoles celtas que seguían a Indíbil, y Mandonio, queriendo sacar estos a los romanos de España, como lo habían conseguido de los cartagineses: fomentó Magon estos movimientos desde Cádiz, y escribió a Cartago por asistencias.

Salió el sol, y se serenó el tiempo con la salud de Escipión, que castigó a los romanos soldados, y quiso vengarse de nuestros españoles citeriores, y ulteriores; y entendido de Mandonio, e Indíbil, juntaron estos sus celtas, o catalanes, con algunos celtíberos que les seguían, y formaron un ejército de veinte mil infantes, y dos mil y quinientos caballos, se fortificaron en los pueblos sedetanos, y suessetanos de Cataluña, juzgando prevalecer al poder romano que ya dominaba a España: se previno el romano, y acudió a oponérseles, se dieron vista los ejércitos, se embistieron, y pelearon fuertes, y con gran constancia los catalanes, y de pequeños encuentros vinieron a campal batalla, en la cual murieron muchos catalanes, o de la Tarraconense Provincia, y también de los romanos.

No perdieron el ánimo, ni (descaecieron) decayeron los celtas catalanes, pues el siguiente día volvieron contra el romano ejército valientes, y resueltos; pero fueron vencidos, y retirados a la montaña, y Escipión consiguió la victoria, siguiendo a los se retiraban; de los cuales pereció la mayor parte, pero con pérdida de 1500 de los romanos, y pasados de 3000 heridos: Indíbil, y Mandonio, con el residuo del ejército que se salvó en la montaña, se ajustaron con los romanos con crédito, y cumplido aplauso de unos, y otros. (N. E. Olé, aplausos por perder.)

Viendo Escipión quietas las dependencias de España con gusto de Roma, volvió a la Patria triunfante, y glorioso, dejando en España por procónsules a Lucio Cornelio Lentulo, y a Lucio Manlio Accidino. (2)

dejando en España por procónsules a Lucio Cornelio Lentulo, y a Lucio Manlio Accidino.