5-2. De la venida del cónsul Catón, y sus guerras en Cataluña.

Capítulo 2.

De la venida del cónsul Catón, y sus guerras en Cataluña.

Dicha es sin duda de Cataluña, que cuando se han de referir sus proezas, se aplaudan con el silencio, pues no hay quien hable de lo sucedido, desde la salida de Cataluña, de Termo, hasta la venida del cónsul Catón, y sin duda fueron relevantes las victorias, pues los romanos las callaron, y sino dígalo la razón: no puede negarse el arte, y destreza romana, y que cualquier menos inteligente pone remedio donde se halla el daño; los romanos enviaron su ejército, y cónsul a Cataluña, en ella tuvo los encuentros, y guerra como veremos; luego en ella era mayor la oposición, y mayor el mal que venían a remediar: esto supuesto prosigamos.

Año 193 antes de la venida de nuestro Señor, viendo la romana república el mal estado, y debilidad de sus fuerzas en Cataluña, resolvió engrandecer a la Citerior España con nombre de Provincia consular, resolviendo viniese su cónsul a ella, y que residiese en la Tarragonès Provincia para alentar el partido romano, y oponerse a los disgustados pueblos.

Elegido Marco Porcio Catón cónsul, vino luego a Cataluña con armada numerosa de (vaxeles) bajeles, y galeras, y diez y siete mil y quinientos soldados, desembarcó en Portvendres, o en Rosas, y hay quien diga en Ampurias.

Se dirigió al asedio de Rosas, y aún se hallan señas de edificios derruidos en el lugar, que se llama Roma, o Puig de Roma, que de allí debían tener bloqueada la plaza: dio sus avances el romano, y pasados varios lances, salieron de la plaza los catalanes, y entraron a ocuparla los romanos.

De Rosas pasó a Ampurias Catón, y los griegos, y marselleses que ocupaban la parte marítima de la ciudad le recibieron con demostración cariñosa, oponiéndose los catalanes, o naturales que vivían en la parte de Alba no queriendo admitir dentro de su ciudad, o cuarteles, tales huéspedes. Con el favor de los griegos, que tenían la mayor, y mejor parte de la ciudad puso asedio a la parte de los celtas (N. E. que eran cortos, muy cortitos), que se difirió largo tiempo, en el cual, para reducirles, mandó a los mercaderes romanos, que se apartasen de los tratos de aquel país. Taló los campos, quemó los lugares, y parte de los poblados se retiraron, y parte que debían ser los más por ser de pueblos abiertos, se reconciliaron con los romanos, (1) adelantándose con esto el asedio de Ampurias con lentos progresos.

Hallándose sobre Ampurias Catón, vinieron embajadores de Belestagenes reyezuelo en la comarca de los Ilergetes, y su propio hijo pidiendo asistencias contra aquellos pueblos que le derruían sus lugares por amigo de los romanos: se excusó Catón en su debilidad, y en las fuerzas de los enemigos; y continuando sus quejas los embajadores, y con mayor viveza el hijo del rey, les aseguró el cónsul que enviaría parte de su ejército, que no cumplió llamado de mayor empeño. (2)

No acudió Catón a los embajadores, por acudir a su punto, y al crédito de su república, porque sabiendo que estaba vecino el ejército de nuestros celtas, para oponérseles mandó desembarcar los soldados que había mandado embarcar para favorecer al despojado reyezuelo: juntó su ejército, se apartó de Ampurias, eligió venir a las manos con los Ilergetes celtas. Previno antes a su ejército con elegante oración, ponderando el valor de los enemigos, la oposición de la Provincia, el crédito romano, que no había otras fuerzas, y que de ellos pendía la conservación de su dominio en España; y para que no juzgasen el remedio en la retirada, les aseguró, que había mandado volver todos los bajeles a Italia, para que de sus manos, y valor fiasen el honor, y vida que entrambos se perdían, debiendo esperarlos de la victoria.

Alentado el ejército, aseguró con su sangre volver el crédito, y gloria al nombre romano cumpliéndolo en la militar palestra, pues intrépidos acometieron a nuestros celtas, que valientes aguardaban; y peleando por la apreciada libertad de la Patria, invictos rechazaron a los romanos, en varios avances, que con intrépido, y porfiado tesón prosiguieron con mucha sangre, y multitud de muertos de entrambos ejércitos; y hubieran conseguido entera victoria a no quitársela (supuesta la voluntad divina) el valor de Catón, que solícito acudía a los suyos, y siempre tenía nueva gente descansada, para favorecer la parte oprimida. Se dilató esta pelea, desde la noche del primer día que la comenzaron hasta la del siguiente, que se retiraron conformes los ejércitos a sus estancias. 

Viendo los romanos el valor de nuestros celtas, intentaron con arte lo que no podían conseguir con la fuerza de sus valientes brazos, y así pasada media noche hallándose los celtas en sus líneas, mandó saliesen tres legiones de sus soldados, se pusieron delante de la plaza de armas de los enemigos esperando la mañana para que fuesen vistos, habiendo él a la noche ocupado un lugar hondo a la otra parte del ejército: viendo a las legiones los celtas, salieron fuertes para derrotarlas, y luego ejecutaron el ardid los romanos dando a comprender que huían, para que los catalanes se apartasen de su plaza de armas; pero no entendieron estos el ardid romano, pues sin orden siguieron a los que a su parecer huían: salió entonces Catón con su ejército, y circuyéndoles (rodeándolos) en el desorden, solicitaron el orden de su milicia que con daño, y trabajo le consiguieron en parte, y haciendo cara a los romanos, magnánimos les obligaron a retirar, habiéndoles rompido (roto) el cuerno derecho de su ordenanza.

Catón, viendo la vileza de sus soldados, con amor, y con baldones les volvió al conflicto, y con nueva gente renovó la batalla, que ya mejoraba por los romanos en la parte izquierda con nuevo socorro: fatigados los celtas se retiraron a su Real, al cual acometió Catón en multiplicados avances; pero siempre rechazado con notable pérdida.

Diligente el cónsul acudió con nuevo socorro a los suyos, y advertido del lugar menos defendido que era la puerta, o entrada de las líneas, embistió con todo su poder, rompió las guardas, entraron dentro los romanos, y peleando siempre constantes los celtas valerosos, circuidos de los enemigos, y mezclados unos con otros, fue cruel el estrago, y quedaron los romanos señores del campo, después de tan obstinado tesón: refiriendo Catón estas batallas al Senado romano, escribió que habían muerto muchos de los enemigos; pero Livio con jactancia romana quiso contarles no estando en el campo, siendo así que esto no es fácil aun a los que asisten en los lances.

Ponderable es el estilo romano en referir sus hechos, olvidándose de los nuestros, indicio que fueron mayores que la historia, supuesto que en tan valiente, y numeroso ejército no hallaron persona que mereciese nombre singular; y con razón, pues todos fueron dignos de mayor nombre, y de mejor fortuna, y por eso, y por no dilatar la española gloria lo excusan. 

Sabiéndose en Ampurias la victoria de Catón, rindieron su parte de la ciudad los catalanes: comprendidos todos los pueblos Indicetes, convinieron con universal consuelo con el romano cónsul por el buen trato, y condiciones favorables, con que fueron admitidos. Pobló a Ampurias de ciudadanos romanos, que formaron otra parte de ciudad dividida con sus muros, quedando ennoblecida Ampurias ciudad de tres pueblos: (3) se comprueba con las tres medallas, y otras tres que refiere el Arzobispo Don Antonio Agustín, y explica Pujades, que allá lo podrá ver el curioso, y referiré sus letras, que son las que se siguen.

EM n (será π : pi) OPIT (u invertida) N.

EM (otro símbolo parecido a la p) OPIT (u invertida) N.

C. L. NICOM. F. FL.

al revés

EMPORI. DD.

EMPORIN, O EMPORON.

En la una parte EMPORI, en la otra C. C. Q.

Q. G. N. C. C. R. L. C. E.

Y todas significan que Ampurias batió aquella moneda en acuerdo de Quinto Gneo.

5-1. Guerras en Cataluña contra romanos, hasta la venida del cónsul Catón.

Libro V de los anales de Cataluña. 

Derrota de Indíbil, y Mandonio: guerras de catalanes contra romanos, y de César, y Pompeyo: y de lo que sucedió hasta el Nacimiento de Cristo. 

Capítulo 1.

Guerras en Cataluña contra romanos, hasta la venida del cónsul Catón. 

Maestros los romanos del arte del reinar dominaron más con el amor, y agasajo, que con la fuerza; si bien no faltó esta cuando abusaban de su piedad: gobernando con halago, y con temor lograron crédito, y séquito, que no supieron conservar los que sucedieron a Escipión; pues por juzgarse seguros, despreciaron el arte con el cual logró su república las victorias, y los corazones.

Atentos Mandonio, e Indíbil, al desconsuelo del pueblo, y falta de Escipión, solicitaron la ruina de los romanos, como se había conseguido de los africanos: representaron a los pueblos, que sólo habían mudado de tiranos, pero no mudado la tiranía, y que era ya tiempo de dar vida, en la libertad, a la Patria: oyeron bien los pueblos el colorado pretexto, y convinieron con ellos los catalanes Ilergetes, Ausetanos, y toda la ribera del Ebro para oponerse, y sacudir el yugo romano, juntando treinta mil infantes, y cuatro mil caballos: temerosos los procónsules, que no cundiese en lo demás de Cataluña, juntaron su ejército de romanos, y españoles, y con pronta diligencia se opusieron al enemigo, llegaron a vista del ejército, les rogaron con la paz, prometiéndoles, como es costumbre, mejorar de trato, y perdón de lo pasado: no se fiaron los Ilergetes, antes sacando parte de su caballería para tomar el camino de los romanos, enviando estos, otros al oposito, y otros los Ilergetes, y romanos, se engrosó la escaramuza, ya batalla, peleando con valor unos, y otros, sin que se conociese por quien quedaba el campo.

Otro día, al amanecer se pusieron en batalla los Ilergetes, y demás pueblo: dividieron el ejército en tres partes, al medio los Ausetanos, a la derecha los Ilergetes con Indíbil, y a la izquierda los otros pueblos de Cataluña con Mandonio, y entre los dos cuernos, y batallón del medio, dejaron grandes vacíos para poder obrar la caballería.

Los romanos, descubiertos los enemigos, y su orden, siguieron el propio en la ordenanza: dio principio a la batalla la romana caballería contra Indíbil, y los Ilergetes, estos valientes derrotaron al enemigo: acudió el general romano Lentulo con otra gente para refrenar el orgullo de los Ilergetes, otros contra la caballería, y otros que socorriesen a los que peleaban contra Mandonio: se encendió fiero el combate con igual valor, y mucho daño; pero la caballería romana adelantándose, impedía poder obrar la nuestra española, ofendiendo a la infantería, que ya cansada flaqueaba: acudió Indíbil alentando los suyos, con tal coraje, que infundiéndoles nuevo valor, resistieron, y renovaron la batalla, con daño grande de los romanos: la fortuna propicia a estos, y lo cierto, Dios permitió fuese de una lanzada herido de muerte Indíbil, y aun en este estado, arrimado a su Hasta, alentaba a los suyos, que le defendían, y obraban como buenos catalanes; pero muerto Indíbil faltó el alma al ejército, que cansado se descompuso, y los romanos lograron la suerte de la victoria, muriendo más de tres mil catalanes, y quedando otros tantos prisioneros, salvándose con Mandonio el residuo del ejército, el cual envió a pedir paces a los romanos, que las concedieron pagando algunos dineros, trigo, y duplicados vestidos a los soldados vencedores, entregando algunas plazas, y las personas de Mandonio, y de otros de nombre, a los cuales dieron muerte los romanos, y esta es la primera guerra, que tuvieron los españoles en su nombre contra romanos. (1)

Por este tiempo, dicen Tomich, y Beuter, fue la guerra de Bará romano, y del rey de Castell Dases que era poderoso en Urgel, y que por la muerte que dieron los romanos a Bará, se fabricó el Arco de Bará, que está a una legua de la Torre den Barra (Torredembarra); pero es engaño, porque ese arco, como consta de la inscripción que se verá a su tiempo, fue dedicado por Sura a Licino, o por Licino a Sura, y la guerra de Bará parece que es la de Indíbil, y Mandonio: me remito a Pujades, que lo declara sutil, y docto, así esto, como que la pena de Bará, que es lo propio que de traidor en Cataluña, no se entiende por este Bará, si (sino) por el que dejó gobernador de Barcelona Ludovico Pío. (2)

Arco, arc, Bará, Tarragona

Sucedieron estas guerras, hasta el año 202 antes del Divino Nacimiento, y de este tiempo hasta el año 193 antes de Cristo olvidan las historias a los pueblos de que entonces se componía Cataluña; y tienen poca razón, porque Livio lo refiere de forma, que se puede inferir la causa, porque los romanos, y latinos no dieron razón de los progresos de aquel tiempo, que fue para no desacreditar a los romanos vencidos, y ponderar a los españoles vencedores, principalmente a los catalanes que intentaron la oposición contra romanos, y la continuaron aquellos nueve años, y muchos más. Sino valga la razón: si por haber quedado por estos pueblos vencido, y muerto Sempronio, y todo su ejército derrotado con desaliento universal de Roma que ya temía a los españoles, y a los que residían en estas partes, y por no hallarse seguros en parte alguna acudieron los romanos a la gravedad del mal con remedio extraordinario, como fue enviar al pretor romano a esta tierra, contentos antes de solos procónsules, o tenientes del pretor, bien se infiere que en estos pueblos era mayor el daño, y más difícil dominarles. 

Más se escribe, que Marco Hervio, que residía en lo que es Cataluña, escribió a Roma para que le asistiesen con pronto, y gran socorro, porque dilatándole estaban perdidos los romanos, los cuales tristes, y acobardados mandaron que por suerte se eligiese pretor, (aunque creo fue por votos) y que el electo luego viniese a esta Provincia, para informarse del estado en que se hallaba.

Y no siendo bastante el poder, y autoridad del pretor, mandó el Senado, que el mismo cónsul de Roma viniese, y tuviese su morada en Tarragona; de que se infiere cual era el valor, y crédito de los paisanos, pues para dominarles, o unirles con Roma, enviava esta su presidente, y primer ministro de la república. (3)

Disculpemos a los italianos, y españoles, que siguieron el uso de callar las verdades contrarias al poderoso, vileza del tiempo, lunar de la historia, y delito sin enmienda.

Viendo los pueblos de esta Provincia, el mal suceso de las pasadas guerras, disimularon, y sufrieron, disponiéndose a librar la Patria, y vengar la muerte de sus naturales, que bien costosa había sido a los romanos.

Después de Lucio Cornelio Lentulo, y Lucio Manlio, vino a gobernar Cetego, y en su tiempo se declararon los sedetanos, o ceretanos, que son de Cataluña (como se dijo) contra Roma, desahogando su cólera con daño de los enemigos: se opuso Cetego, que en sangriento combate destruyó al ejército, que estaba formado también de los vecinos Celtíberos, como quiere Mariana.

Pasada esta batalla, continuó la guerra en Cataluña con diferente fortuna, y se hicieron paces, y en poco tiempo rompiéndose, se volvió con mayor tesón a la guerra, y luego a la paz, que se conservó algún tiempo, manifestándose en lo exterior siempre quejosos los pueblos por la sobrada carga de la avaricia romana, pues ya había mudado de estilo Roma.

Se volvieron a Roma Cetego, y Acidio que aún se hallaba en España, y vinieron procónsules Gneo Cornelio Lentulo, y Lucio Estertino, que confirmaron la división de España en Citerior, y Ulterior, quedando un procónsul en Cataluña, o en Tarragona, y otro en la Andalucía (Bética), y Portugal (Lusitania), donde importase para acudir a todas partes al remedio.

Vino después de estos a nuestra Citerior España, Gneo Sempronio Tuditano, que la halló toda puesta en armas, sentida de la batalla de los Sedetanos, y Celtíberos bien vengados con muerte de los romanos que se hallaban en estos pueblos, y en las otras Provincias de Españas; y para defenderse juntó su ejército Sempronio, dio la batalla a estos pueblos, que juntos estaban en campaña, fue vencido, y muerto, y destruido su ejército con pasmo, y sentimiento notable de los romanos, que aturdidos sólo buscaron el remedio en la pronta venida de otro pretor: no se escribe el lugar de esta batalla, sólo que los pueblos de esta Provincia eran los más conformes contra romanos, y los nombrados Barcelona, y Cardona, y sus cabos Culca, y Liccidio.

Vino Quinto Minucio Termo por el muerto Sempronio a España, residió en la nuestra, se opuso a los contrarios, tuvieron varios lances, y sólo se halla que venció a Budar, y Bacinés, y ganó la ciudad de Turba, sin que se diga quienes fueron aquellos, ni esta. 

Vuelven a su silencio los escritores romanos, indicio de su destrozo, y de la gloria militar de esta Provincia, que les obligó a mandar viniese a residir en ella el mismo cónsul romano, para mantener el nombre, y crédito de su república, perdido, y hollado en esta tierra, y en lo más de España en aquel tiempo. De este Termo, se dice que pobló a Trem (Tremp), hermosa, y fértil villa del Principado. (4)

4-12. Victorias de Escipión: se ajustan las provincias de España a la Citerior, la nombran Tarraconense: guerras de Cataluña.

Capítulo 12.

Victorias de Escipión: se ajustan las provincias de España a la Citerior, la nombran Tarraconense: guerras de Cataluña.

Conseguida la victoria tan cumplida de Cartago nueva, se le juntaron varios pueblos a Escipión, y agradecidos los Ilergetes que seguían a Indíbil, y Mandonio, con Edeso, dejaron el campo cartaginés, y se presentaron al romano Escipión, que les admitió, y volvió las prendas con toda voluntad, y aprecio.

El año 205 antes de Cristo, se encaminó contra Asdrúbal el romano Escipión, hallándose el africano engrosado con el socorro de Cartago, y con el africano rey Massinissa se embistieron fuertes los dos ejércitos con varia fortuna duro, y sangriento combate, que se concluyó con victoria del romano, huida de Asdrúbal, y Massinissa, libertad de los Celtíberos. españoles rendidos, prisión, y esclavitud de los cartagineses. 

Se detuvo Escipión en Andalucía, y al invierno vino a Tarragona, y noticioso de que Asdrúbal Barcino había pasado a Italia, o que en España quedaba Massinissa, y Asdrúbal Gizón divididos, y que de África había llegado con fuerzas Hanón Barcino, el cual se había juntado con Magon, se encaminó al oposito de estos, y les venció, y triunfaron gloriosos del africano Marco Julio Silano, y Lucio Escipión elegidos (erigidos) contra Asdrúbal Gizón.

No faltaba a Escipión más, que concluir con Massinissa, lo logró pues concertándose, hecho amigo de los romanos volvió a África; y los que quedaron de Cartago con Asdrúbal Gizón desistiendo del dilatado campo de España, se retiraron a un ángulo que fue Cádiz. 

Viéndose los romanos señores de España, quisieron corresponder, y premiar a la Citerior España, que era entonces lo que es Cataluña, a quien debían todo su crédito, y victorias, dilatando sus términos; y como antes en la Citerior, sólo se comprendía lo que es Cataluña, le añadieron lo restante de España, menos Andalucía, Portugal, y Estremadura, que tenían el nombre de España ulterior; y la Citerior, por la cabeza de la Citerior Tarragona, también se comenzó a llamar España Tarraconense.(1)

En este tiempo enfermó Escipión con peligro de muerte, que se publicó con varias novedades, y movimientos causados por los soldados romanos, por los españoles celtíberos, y catalanes españoles celtas que seguían a Indíbil, y Mandonio, queriendo sacar estos a los romanos de España, como lo habían conseguido de los cartagineses: fomentó Magon estos movimientos desde Cádiz, y escribió a Cartago por asistencias.

Salió el sol, y se serenó el tiempo con la salud de Escipión, que castigó a los romanos soldados, y quiso vengarse de nuestros españoles citeriores, y ulteriores; y entendido de Mandonio, e Indíbil, juntaron estos sus celtas, o catalanes, con algunos celtíberos que les seguían, y formaron un ejército de veinte mil infantes, y dos mil y quinientos caballos, se fortificaron en los pueblos sedetanos, y suessetanos de Cataluña, juzgando prevalecer al poder romano que ya dominaba a España: se previno el romano, y acudió a oponérseles, se dieron vista los ejércitos, se embistieron, y pelearon fuertes, y con gran constancia los catalanes, y de pequeños encuentros vinieron a campal batalla, en la cual murieron muchos catalanes, o de la Tarraconense Provincia, y también de los romanos.

No perdieron el ánimo, ni (descaecieron) decayeron los celtas catalanes, pues el siguiente día volvieron contra el romano ejército valientes, y resueltos; pero fueron vencidos, y retirados a la montaña, y Escipión consiguió la victoria, siguiendo a los se retiraban; de los cuales pereció la mayor parte, pero con pérdida de 1500 de los romanos, y pasados de 3000 heridos: Indíbil, y Mandonio, con el residuo del ejército que se salvó en la montaña, se ajustaron con los romanos con crédito, y cumplido aplauso de unos, y otros. (N. E. Olé, aplausos por perder.)

Viendo Escipión quietas las dependencias de España con gusto de Roma, volvió a la Patria triunfante, y glorioso, dejando en España por procónsules a Lucio Cornelio Lentulo, y a Lucio Manlio Accidino. (2)

dejando en España por procónsules a Lucio Cornelio Lentulo, y a Lucio Manlio Accidino.

4-11. Valor, y cortesía de Escipión con las mujeres que se hallaron en Cartagena.


Capítulo XI. 

Valor, y cortesía de Escipión con las mujeres que se hallaron en Cartagena. 

Nunca el cruel es valiente, ni descortés el noble: valiente Escipión venció a sus enemigos, noble defendió la inocencia, y cortés amparó a las mujeres, pues con la debida atención, favoreció a las que se hallaron en la rendida Cartagena, y con mayor cuidado a la mujer de nuestro Ilergete Mandonio, y a las hijas de Indíbil, y de Edeso español celtíbero, tratándolas con toda atención, cuidado, y respeto, lastimándose de su desgracia en la valerosa oración de la catalana mujer de Mandonio, que siempre Cataluña fue dichosa Patria de mujeres heroycas, como veremos. Esta Señora, no desmayando en la desgracia, se presentó con sus sobrinas, y otras mujeres delante de Escipión, suplicándole que las favoreciese cuidando de su crédito, y punto, a la cual satisfizo con las lágrimas el general, y las encargó a un noble, y anciano romano, para que fuesen con todo decoro servidas, ponderando el valor, y honor de las mujeres de esta Provincia. Esta gloriosa Amazona, con su valor puso freno a la inclinación, y afecto que Escipión tenía a la mujer del celtíbero Edeso, pues aunque in prendado, mandó él mismo guardarla donde no la viese, mandó buscar a su marido, y padre, se la entregó, y despreciando el oro que le ofrecían por rescate, la volvió al marido, obligando la acción a esta Provincia a seguirle fina, por tan relevantes prendas de valor heroico. (1)

4-10. Derrota, y muerte de los Escipiones, su sepulcro

Capítulo 10.

Derrota, y muerte de los Escipiones, su sepulcro: venida de Nerón, y del hijo de Escipión: rendimiento de Cartagena.

Derrota, y muerte de los Escipiones, su sepulcro:

Con inteligencias, y arte atrajo Escipión a la parte romana los celtíberos, que seguían a Cartago, juzgando que con unos, y otros españoles echaría a su enemigo de España; pero no debía fiar de quien sólo servía por interés, y servía al tiempo, buscando sólo su seguridad, como lo comprobó en su daño, perdiéndose cuando se juzgaba más seguro, y fuerte, año antes del divino Nacimiento 209.

Juntó su ejército Escipión, y se previnieron los capitanes cartagineses a la oposición llamando a nuestro catalán Indíbil, que acudió puntual con sus amigos, y con cinco mil catalanes sussetanos asistidos, y pagados: se movieron los cartagineses, y se previno Escipión; y como los de Cartago tenían dividido su ejército en tres, Escipión le dividió en dos partes, encargando la una a su hermano Gneo Escipión para el oposito de Asdrúbal Barcino, y partió con la otra a encontrar (a) Asdrúbal, y Gizón, que gobernaban las dos partes del ejército cartaginés. 

Llegando a vista un ejército de otro, encargó Asdrúbal Barcino a sus celtíberos, que enviasen algunos de los suyos, a los que seguían al romano, para persuadirles que le desampararan, con pretexto de defender sus haciendas, por la guerra que les movían en sus tierras los de la parte de Cartago, y lo lograron, pues dejaron a Escipión: el cual viéndose sin la gente de quien confiaba, cuidó salvarse en la retirada, que con arte, y militar disciplina encaminó hasta pasado el Ebro seguido de los advertidos africanos, que le embistieron sin haberse podido fortificar, por la prisa que daba el enemigo, sino es sólo con el matalotaje del ejército, que no pudieron romper los africanos: cobraron con esto ánimo los romanos, pero irritados con motes, sin advertirlo quitaron los estorbos, embistieron con muerte del general Gneo Escipión, y de la mayor parte de su ejército, librándose en la montaña los que lograron la defensa en su agilidad.

Mientras se hallaba Gneo Escipión tan atrabajado, no lo estaba menos Cornelio su hermano seguido de Indíbil, y Massinissa, que no les juzgaban en el ejército contrario, pero como valeroso capitán emprendió combatir con Indíbil, y sus catalanes; pero entendiéndolo los africanos, que se hallaban cerca, acudieron al combate que fue feroz, y de muchas horas, con grandísima multitud de muertos de ambas partes, y más de los romanos, y alentando a estos Escipión, pasado de una lança murió soldado, y con su muerte dio la victoria a Cartago, huyendo su ejército, o los que pudieron librarse con la fuga, a ampararse de Tito Fonteyo; de que se infiere, que aún tenían otras fuerzas los romanos en España. (1)

Perdió su ejército, y la vida primero, Publio Cornelio Escipión, y pasados algunos días Gneo con general sentimiento de Cataluña, y con mayores demostraciones de Tarragona, y Barcelona, como más obligadas, dejando monumento para la memoria de los venideros, en el sumptuosísimo mausoleo de sus cuerpos, o sus cenizas, en el camino de Barcelona a Tarragona, algunos 6500 pasos de Tarragona, del cual dudan algunos ser de los Escipiones; pero es lo más verosímil, y probable haberse consagrado a su memoria (2) por las señas, y letras que se leen en la Torre que son las siguientes.

ORN (. elevado): TE (.) EAQVAE (.):

L (.): O (.): VNVS (.): VER (.):

BVSTVS (.): I (.): S (.): NEGL (.):

VI (.): VA (.): FL (.): BVS (.): SIBI.

PERPETVO REMA-

NERE.

Se recogieron los que se salvaron de los dos ejércitos al que tenía

Tito Fonteyo hacia Tarragona, y Lucio Marcio caballero romano al

que, de los perdidos, y fugitivos, había vuelto a juntar; y con las guarniciones de las plazas, y el favor de Cataluña emprendió ponerse en defensa, y resistir a Asdrúbal, que venía resuelto de acabar con los romanos: No sólo defendió el partido Marcio, pero valiente rompió al enemigo, y (destroçòle) le destrozó, retirándole (retirándose) con vergonzosa huida, y no le siguió Marcio por el trabajo, y (cansacio) cansancio de los suyos.

La detención de Marcio, la juzgó Asdrúbal falta de fuerzas, y creyendo había padecido su ejército iguales quiebras, volvió al lugar de la batalla, tan confiado como si no se hallara enemigo, y tan cerca, que entendiéndolo Marcio alentó a los suyos, y les obligó a vengar la locura, o desprecio: no lo dijo a los *Tordos; pues luego con buen orden dieron feroces contra el africano, que descuidado buscó su defensa en los pies, pereciendo los más perezosos.

Venía a este tiempo a engrosar el cartaginés ejército, Magòn (Magón), que ignorante de la pérdida se encaminaba descuidado, y de su descuido le advirtieron los vencedores romanos promptos en encontrarle; y encontrado quedó roto, y deshecho, perdido su ejército, y muertos, o prisioneros los soldados: estas batallas fueron dadas en Cataluña a orillas de Ebro, o bien a la parte de Valencia, como sienten algunos. (3)

Vino en este tiempo a Cataluña, y desembarcó en Tarragona, Cayo Claudio Nerón, que juntando los catalanes llegó a unirse con el vencedor ejército, y juntos pasaron a Andalucía, donde se hallaba Asdrúbal, que se defendió, y escapó por la ignorancia, y falta de arte de Nerón, que corrido volvió a Roma, o le llamó el Senado. (4)   

Año antes de Cristo 208 se juntó el Senado romano, para elegir procónsul, y general de España por la muerte de los Escipiones, y no hubo quien se atreviese, porque la derrota antecedente los tenía pasmados: acudió a Roma Publio Cornelio Escipión hijo del muerto Publio Cornelio Escipión, y alentó a su descaecida (decaída) patria, sucesor del valor del padre, ofreció cumplir con las obligaciones de padre, y patria: se admiró el Senado por la poca edad de Publio, que sólo llegaba a los 24 años, y prendado de su valor constante, le eligió procónsul.

Defendió a su patria en sus ejércitos Publio, y vengó la muerte de su glorioso padre: llegó a Cataluña, desembarcó en Ampurias: cumplió con los amigos pueblos de Cataluña hasta llegar a Tarragona, adonde acudió toda la Céltica, que es Cataluña, alegre, y contenta por ver otro Escipión en el hijo: correspondió atento Publio Cornelio Escipión al agasajo, retornando por su persona a todos los pueblos el cortejo: repartió en sus cuarteles los soldados, y se volvió a pasar el invierno a Tarragona.

Pasada la inclemencia del invierno, mandó juntar el ejército, llamó a los pueblos de Cataluña, mandó acudiesen al lugar adonde se juntaba a orillas de Ebro: eligió cinco mil catalanes para su guarda, y defensa (tal era el crédito, valor, y lealtad de la nación, aun en aquellos tiempos

Berenguer de Palasol. Bérenguer, Berengiers, Berenguier de Palazol, cataloigna

(N. E. Los catalanes de entonces se reproducían más rápido que las ratas, pero ahora paren menos si no reciben ayudas del estado, que es toda España; excluida la familia Pujol, que se han reproducido como conejos y no les hacen falta las ayudas, ya que son muy trabajadores.)

llegó con estos a unirse con el ejército, al cual con elegante estilo le previno su empeño, y le alentó para el feliz acierto

Partió para Cartagena, dejando a Cayo Marcio en Cataluña llegó a Cartagena, formó sus cuarteles, levantó sus fuertes, dio sus avances, y aunque se defendieron valientes los cercados, el arte de unos pescadores de Tarragona, por el estanque, dio la plaza a los romanos: fueron parte robados, parte presos, y parte muertos los enemigos, reservando Escipión a niños, y mujeres, del cruel, y sangriento teatro.

4-9 Vencen los catalanes, y romanos a Asdrúbal Calvo;

Capítulo 9.

Vencen los catalanes, y romanos a Asdrúbal Calvo; se ilustra Tarragona, y excelencias de Barcelona.

Geoffroi Rudel, Jaufrés Rudèls de Blaia, Jaufré Rudel de Blaye,

A la diligencia, y cuidado siempre favorece la fortuna, la lograron los romanos, en Cataluña contra Asdrúbal Calvo, que con poderosa armada llegó de África por Mallorca, a la cual acudió la de los romanos, cuando ya los cartagineses se hallaban en Cataluña, con cuarenta mil africanos (N. E. muchos menos de los que hay hoy, en 2024), y con los españoles que les seguían, encaminados al asedio de Inchivel que es Chelva en Valencia, juzgando apartar a Escipión de la guerra de adentro de España; pero no la dejó Escipión, si (sino que) prosiguiéndola, encargó parte de su gente a tres caballeros catalanes, se entiende naturales de la tierra que es Cataluña, que no se nombran, para defender esta Provincia, y vecindad: llegando a ella, hallaron ocupados los pasos, y el enemigo fortificado en ellos, no desmayaron nuestros catalanes, antes valerosos embistieron al enemigo peleando con varia fortuna, y peligrosos, y reñidos combates; que mejorando, cedieron los africanos al valor, y destreza de los nuestros (que ya era estimada en aquellos tiempos) con pérdida de veinte y seis mil, parte prisioneros, y parte muertos, cuarenta banderas, o insignias de Cartago, y diez elefantes, y muerte del General, que acabó como fuerte, y magnánimo capitán. (1) 

Después de esta victoria, llegó cargado de riquezas, y victorias Escipión, de las costas de España a Tarragona, concluyó la obra de la muralla pasmo del Orbe, y memoria de la majestad romana, se dilataba en 81684 varas, tenía 13 varas de ancho, y los pedernales de que se formaba, de largo tenían 10 varas, y 8 de ancho.

El cerco era pulido, y ostentoso, con gradas de fuerte piedra para los que acudían a los espectáculos: el teatro que fabricó Escipión, igualaba si no excedía al de Roma, su circuito de 674 varas, todo de piedra con sus gradas, muy pulidas.

No faltaba foro, donde consagraban estatuas a la fama de los héroes, y mercado para los contratos, y uno, y otro era campo de tratantes: dedicó Escipión, y los romanos que le sucedieron, ricos, pulidos, y magníficos templos a sus vanos Dioses, como el de Isis, del cual se halla la piedra siguiente:

ISIDI. AVG. SACRVM.

IN. HONOREM. ET. 

MEMORIAM IVLIAE.

SABINAE. CLOD. 

OSIANA. MATER.

Y la de Palas.

TVTELAE.

TARACONAE.

Fabricó la suma grandeza de los (aquaductos) acueductos, y por excelencia el puente de Ferreras, obra sólo para ponderada, y no declarada: quedó Tarragona defendida, adornada, asistida, y fertilizada por el aprecio de Escipión, y fue colonia en su tiempo. (2)

Ya nos lleva el curso tercera vez a la excelentísima Barcelona, se apasionó por Cataluña Escipión, no sólo por inclinación, sino por debido reconocimiento de las victorias, de que se comprendía deudor con su república, pues le abrió el camino, y le siguió hasta el término de la quieta posesión de España.

Prenda de su obligado, y reconocido afecto fue Tarragona, y mayor Barcelona, dilatando su fuerza, ennobleciéndola romana, inmune de cargas, (3) poblada de ciudadanos romanos, ilustrada con públicos, y excelentes edificios, acueductos para las fuentes, como el que desciende de la fuente de los naranjos por Monjuique hasta el convento de san Pablo, seguro puerto cerca de la ermita de Nuestra Señora del Puerto, magníficos templos, la piedra de la calle del Regomir, que es la siguiente que lo comprueba.

MINERVAE. AVG.

NAVTVSTIVS. HO-

MVNCIO. IIIIII (con raya encima) VIR.

AVG. COLLEGIO.

FABR. DONO. POSVIT.

No satisfecho Escipión con tales prendas de cariño, la favoreció, y adornó con la limpieza de las cloacas, o acueductos para su paseo, sin embarazo de lodos, y se cree fueron las de la Boqueria hasta mar, y de Junqueras hasta la Boqueria, tan alta que por dentro puede pasar un hombre a caballo: la exaltó ciudad la más pulida, limpia, y curiosa, por señas del romano aprecio, ya en los años 210 antes del Nacimiento de nuestro Señor, adelantándose en la autoridad romana, con nombre de Julia Favencia: célebre por su pueblo, pulida en su adorno, apreciada por su limpieza, y privilegiada por los romanos que siguieron a Escipión. 

Exaltó Escipión a Barcelona; pero con nuevos, y relevantes favores la ennoblecieron los Señores que después consiguieron su dominio: fue favorecida de los Godos, y más de sus Serenísimos Señores Condes de Barcelona, que le concedieron para el gobierno acertado, los juicios según sus leyes, y faltando Virrey el juzgar de delitos, formar siempre estatutos para su gobierno, y de los que residen en ella, imponer derechos (N. E. generalitats), ser inmune de ellos en todos los reinos de la Corona: le concedieron para su resguardo declarar marcas, hacer represalias: defiende las ciudades, compone los disgustos de su Rey con los vasallos, oriente del Real gobierno, jurando los fueros, y tomando el juramento de fidelidad de los vasallos en ella: respetada, y atendida de los reinos, pues en todos, y en la Corte delante su Rey van sus Conselleres con insignias, y maceros, y con las mazas levantadas: nombra ciudadanos con militar privilegio, mercaderes, y escribanos: la aprecian sus Reyes (N. E. incluido Felipe VI y la futura Leonor), no permitiendo que reciba bajo de Palio, a otro sino al Sumo Pontífice, ni en actos públicos tener otros dozel: lleva una de las varas del Palio el Rey con los Conselleres en obsequio del Divino Sacramento: fabrica moneda, por su crédito tiene los depósitos de tabla, y banco, residen en ella los tribunales, es custodia de los títulos, y papeles de la Corona en el Archivo Real: para solicitar los divinos favores con actos de caridad, mantiene los hospitales, y reparte parte de sus réditos en copiosas limosnas, que detienen la divina justicia para no castigarla por sus deméritos, y la defiende, y favorece Dios por amparo de pobres:

las Reales Armadas deben saludar primero, que esta ciudad, menos que no se halle en ellas persona Real.

Esto logra la fortuna, y más el valor prudente de tan célebre Metrópoli por gracias de sus Serenísimos Condes, en premio de sus servicios: 

es Señora de Flix, de la Palma, de Moncada, de Rexach, de Caldas de Estarach, y antes de Ampurias condesa, que volvió todo aquel condado a su Rey, por obsequio, y servicio, entregando también a su Monarca las villas de Tarraga, Villagrassa, Tarrassa, y Sabadell en Cataluña, Elx, y Crucilla en Valencia de que era Señora.

Corresponde fina Barcelona a tan soberanos favores, y particulares gracias, buscando ocasiones del mayor servicio de su Señor, manifestándolo obsequiosa al recibirle cuando llega a jurarle sus Privilegios; pues en esta ocasión lleva atados dos cordones, o colonias a las riendas del caballo del Rey, el Conseller primero a pie, siguiéndole en el obsequio algunos Sujetos del Consejo de Ciento, indicio de respeto, y demostración de que viene obligado a guardar las Leyes, y Privilegios, y Gerolifico del constante amor, que no permite se le aparte su vida, su sol, y venerado Señor, y este obsequio le ofrecen en su ocasión las otras ciudades del Principado: cuando Dios dispone de la vida del rey, lastimada tiene su luto Barcelona en la Sala del Consejo de Ciento, preside a todos, y acuden todos los Magistrados a darle el pésame.

Cuando parte el Rey de esta ciudad, aunque sea por mar, no acostumbran disparar los baluartes, y aunque las galeras disparen no corresponde, ni visita a su Majestad en la despedida, por el desconsuelo de que se le aparta su adorado Señor: esto es Barcelona, y mayor la veremos cuando sacudió el infiel yugo Mahometano. 

(4: Privil. Caroli Calvi. Dat. Tolosae prid. Idus Junij anno 4. Caroli. Barcinone (e con rayita encima: ae: Barcinonae) famosi nominis Civitatem liceat ipsis secundum eorum legem de aliis hominibus judicia terminare.

Mapa Cathaloniae. Barcinone praecipuam Urbem habens, Religione conspicua, nobilitate, & fortitudine celebris, rebus terrae, Marisque foeliciter gestis, praeclaera legibus, comerciis, & negotiationibus, totiusque rei maritime Mediterraneis, & Occidentalibus Provinciis exhibita perspicua.

Constit. de Catal. tit. Com. y seguretat. Usat. omnes quippe. Privil. R. Petri 14. Kal. Novemb. 1339. Rex Joan. Privil. anno 1446.

Rubrica de Bruniquer in libris Civit. lib. diversorum.

Privil. R. Ferdin. 2. anno 1510.

Vallseca in usat. Bajulus. (: Batlle, Batle, Baile.)

Privil. R. Petri 10. Kalendas Martij anno 1343.

Dicti Reg. anno 1337.

Oliba de jure fisci cap. 6. 

Cancer var. 3. part. cap. 5. num. 47.

Berart in spec. cap. 22. num. 20. tit. de decur.

4-8 Ocupadas, y demolidas Cartago vieja, y Rubricata, vencido Asdrúbal y otros muchos lances.

Capítulo 8.

Ocupadas, y demolidas Cartago vieja, y Rubricata, vencido Asdrúbal y otros muchos lances.

No el que vence merece nombre de consumado capitán, sí el que vence, y sigue la victoria logrando comodidad, y gloria; bien lo entendieron los dos hermanos Escipiones, tomando la ocasión pues no ufanos, si solícitos cuidaron no les escapase, y para asegurarla emprendieron la hazaña que les ofreció el fruto de sus victorias, en la conquista de la Metrópoli cartaginesa en Cataluña Cartago la vieja. Hicieron a Tito Sempronio dueño de la hazaña, para lograr seguros la gloria del trabajo ajeno, que

siempre las obras de los soldados ceden en crédito del General: después de varios lances, al fin venció Sempronio; conquistó la Cartago de España, y la demolió hasta los cimientos, plaza que tan valiente se les opuso siempre, consiguiendo lo que en otro tiempo no hubiera sido fácil.

Destruida la vieja Cartago, quisieron nuevamente poblarla los Cosetanos con algunos romanos, la concedió Escipión, con que ni por el nombre quedase memoria de sus enemigos; cruel venganza que llega a la fama. Concedió a los pobladores libertades, y privilegios, y de estas franquezas la llamaron Villafranca; pero no pudo olvidarse su primer oriente, pues le ha quedado y a su comarca, el renombre de Penos, o Penitentium, y en catalán Panadès. (1) (N. E. Penedès más moderno.)

Acabó la cartaginesa colonia, acabó la Metrópoli africana, y se exaltó Barcelona como veremos, y no menos de la demolida Rubricata, que aunque no es fijo, pero no será temerario juzgar, que rendida Cartago vieja, estando tan cerca, y más de Barcelona que Villafranca, pasasen los vencedores a la infeliz Rubricata apenas poblada ya destruida, tan desconocida que ni indicio se halla de quien fue, aunque se pretende darle asiento en Martorell, que no lo juzgo, por ser Rubricata de la Lacetania, que sólo llegaba a Llobregat; y más se conforma Rubi (Rubí), por el nombre, y por hallarse de esta parte de Llobregat, en donde se halla un antiquísimo castillo, y cerca en el lugar que se junta con Llobregat el pequeño Rubí, o Riera de Rubí, se halla una

torre de atalaya, como las que los cartagineses usaban, y no creo que se

encuentren indicios en otra parte. (2)

(N. E. Ad Bergam. oppidum est ad Rubricatum amnem, in Catalaunis apud Barcinonem urbem fluentem. Ptolomei aevo notum fuisse, probabile est. De hoc Castro Livius lib. XXIV. Bergitanos fuisse in Lacetania Plinii, docet Petrus de Marca, Marc. hisp. lib. II. cap. XXXIII. § V. - 

Pedro de Marca, Marca hispánica, libro 2, capítulo 33, párrafo 5.)

Otros sucesos refiere Livio de los Escipiones, y el obispo de Gerona de Galba, y españoles Cartesios; pero como no pertenecen a Cataluña, bien que los catalanes asistieron a los Escipiones en la jornada de Sagunto, aunque fue poco el fruto pues sólo cobraron los rehenes que tenía dentro Asdrúbal, de los pueblos españoles que se le sujetaron, lo dejaremos pasando a Asdrúbal: el cual viendo empeorarse su partido en España acudió a Cartago, de donde le había venido orden que pasase a Italia, y advirtió antes a su república el estado de sus intereses en España, y que los pueblos se juntaban con los romanos por las victorias de la armada de Escipión, y prontitud de los pueblos de Cataluña en asistirle, y nombró la cartaginesa república a Himilco por gobernador de España, el cual llegó con los enviados de Asdrúbal, para que pudiese este pasar a Italia asegurado en el valor de Himilco.

Obedeciendo el orden seguía su viaje de Italia por Cataluña Asdrúbal; cuando Escipión como buen hijo, y noble ciudadano temiendo los daños de la Patria en el viaje de Asdrúbal, para estorbarle el camino encaminó su ejército hacia Iliberia, que era poderosa ciudad, y amiga de Cartago, juzgando que para defenderla, dilataría Asdrúbal el pasaje de Italia. 

No salió vano el discurso de Escipión aunque no acertado, pues no pasó Asdrúbal a defender Iliberia, si se empeñó contra otra ciudad vecina confederada de los romanos que no se nombra: viéndole Escipión empeñado dejó a Iliberia, y pasó a encontrar al ejército enemigo, tuvieron varios choques, y escaramuzas: deseosos los generales de pelear dieron señal de batalla, se embistieron resueltos, obraron fuertes, intrépidos se acometieron, y defendieron: se inclinó a los romanos la victoria, ya por su valor, y de nuestros paisanos, como también porque los otros españoles, que seguían al cartaginés capitán, se excusaron de pelear: vencido Asdrúbal, se retiró a Cartagena dando la victoria muy cumplida al romano ejército. (3)

Por este tiempo acudió Roma, y también Cartago a los suyos con prontos, y numerosos socorros, que hubieran harto atrabajado a Cataluña, y a toda España; pero quiso Dios justo Juez que no obrase el poder humano, porque el universal azote del divino, y soberano poder había de obrar solo, y castigar a unos, y a otros con la peste, que abrasó a toda España. (4)

Sucedió todo lo referido hasta el año 211 antes de Cristo.

(N. E. ¿Qué Dios tenían los catalanes entonces? Quizás Georgius Podiolum.)

4-7 Victorias de Escipión asistido de Cataluña, que se defiende del cartaginés,

Capítulo 7.

Victorias de Escipión asistido de Cataluña, que se defiende del cartaginés, y guerras de Indíbil, y Mandonio (Catalàn) catalán (catalanes).

Hallándose Escipión en Tarragona, y no queriendo dar carga, y disgusto a Cataluña que le seguía, envió a Roma por vestidos, pan, vino, aceite, xarcias (jarcias), velas, y cuanto convenía para las armadas de mar, y tierra, que luego le fue remitido, pero salteado de los cartagineses, dio que sentir, y padecer a los soldados.

Monumento a Asdrúbal

Asdrúbal en Cartagena llamó a los españoles de su séquito, y co los africanos se previno por mar, y tierra: no se olvidó Escipión, pues juntando 35 galeras, fue a encontrar al enemigo, eligiendo oponérsele por mar, receloso de las fuerzas de la tierra: le buscó, y le halló en Ebro, bien descuidado; pero como en la costa en aquel tiempo hubiese muchas torres de atalayas, fue descubierta la armada de Escipión, por los fuegos que prevenía la costa: este aviso puso en desorden a los de Cartago, acudieron como en tropel a embarcarse, asegurados que los enemigos venían por mar: llegó la armada romana con buen orden, y sosiego, embistió, y a poco tiempo echó a pique cuatro galeras de Cartago, y tomó dos; y aunque las demás se defendieron, pero superadas del arte, y valor romano, volvieron las proas, y eligieron en la huida su salud: las siguió el vencedor, y alcanzadas, unas dieron en tierra, y otras quedaron rendidas: vencidas estas, se retiraron las naves de Cartago, y perseguidas de Escipión, abandonados los buques, salió la gente en tierra, y quedó el romano, señor de la contraria armada, y del mar.

Siguió el romano capitán su fortuna, embistió a Alicante, que se llamaba Honosca, y destruida esta pasó adelante a Cartago la nueva: la entró, la saqueó, y la quemó: entró después tierra adentro hacia Guadarrama, taló, y destruyó el país, y conseguidas estas victorias, volvió a Tarragona, pasó a Ibiza, la dominó, y admitió la amistad de Mallorca, y Menorca.

Asdrúbal viendo ocupado al enemigo, pretendió vengarse de Cataluña, entrando por el Ebro al Campo de Tarragona, no consiguió su intento, por hallarse prevenido, y bien resguardado el país, y llegó a Cartagena a curar sus daños, y los de aquel lugar. (3)

Los pueblos de la otra parte del Ebro, Navarra, Viscaya, y Guipuscoa (Vizcaya y Guipúzcoa), siguiendo al vencedor se apartaron del vencido, y buscaron el romano favor, que lograron, y logró Escipión passar con su ejército a la otra parte de Ebro en daño de los pueblos que seguían a Cartago: se volvió a Tarragona por los Vaseos, que eran Cuenca, Ocaña, Toledo, Segovia, Valladolid, y sus comarcas, queriendo antes sujetarles.

(N. E. De Cuenca a Valladolid hay a pie 338 km.)

Ponerla mirando a Cuenca

Hallándose Escipión en Tarragona dio noticias al Senado de sus victorias, pidió le aliviasen del gobierno de España, no consintieron los romanos, pero le concedieron por su descanso, y por compañero a su hermano Publio Cornelio Escipión, y mientras venía el hermano, admitió la amistad de los Celtíberos. (4)

Bien juzgaban los romanos, tener el dominio de Cataluña, pero no era tan fácil, pues de las cenizas del muerto Andrúbal renacieron Indíbil, y Mandonio príncipes catalanes Ilergetes, para la venganza contra los romanos: juntaron estos capitanes a sus vasallos, y amigos: bajaron a los lugares que ocupaban los romanos, los destruyeron con furor militar: acudió al oposito diligente el romano, con ejército formado de naturales de Cataluña (que siempre ha padecido en la división) y encontrando a los enemigos poco advertidos, fácilmente fueron deshechos, y se retiró Mandonio, con los que pudo recoger, a la montaña.

No faltó Asdrúbal a su amigo, pues de Portugal vino a defenderle muy pujante, y tal que temiéndole Escipión, con arte desvió el encuentro solicitando a los Celtíberos nuevos amigos, que entrasen por las tierras que seguían a Cartago, y le salió bien el ardid; porque Asdrúbal apartándose de Cataluña, acudió donde tenía más que perder.

Apartado Asdrúbal, volvió Escipión a Tarragona, la fortificó con nuevas murallas, y la adornó con bellos edificios: llegó de Roma su hermano de Eneo Publio Cornelio para su descanso, le admitió alegre, obedeciendo al Senado, con la puntualidad, y respeto romano: pasaron estos hechos hasta el año 213 antes de Cristo. (5)

4-6 Victorias de Escipión, destrucción de Atanagria, y Ausa, y prodigios.

Capítulo 6.

Victorias de Escipión, destrucción de Atanagria, y Ausa, y prodigios.

Vencido, y muerto Leonero, ajustado Escipión con los Ilergetes eligió pasar a Ausa contra Amusito que era el gran amigo que tenía dentro de Cataluña Asdrúbal: avisado Amusito por sus espías pidió socorro a los Jacetanos de Jaca, los cuales entraron por Cataluña con algunos Ilergetes que se les juntaron hasta veinte mil hombres, que juzgaron pasar a Ausa, no teniendo embarazo en el camino, esperanzados en su valor, y robustez, y no menos en los hielos, y nieves de aquel tiempo juzgándoles intolerables a los romanos (N. E. pues imaginaos a los africanos musulmanes que entraron en el 711 D. C.); pero estos burlaron su confianza, no descuidados como juzgaban los Jacetanos, y prendieron a los que iban con el aviso a Ausa del socorro, y del modo con que se había de introducir, entendiendo de los tales la venida del ejército de Ilergetes, y Jacetanos.

El ardid para introducir el socorro era, que a la noche saliesen los del pueblo a poner fuego en el Real del enemigo, y que los Jacetanos a un tiempo darían sobre los romanos, y se encaminarían a la plaza: entendido el ardid, mandó salir Escipión de las líneas nueve mil catalanes (N. E. con sus correspondientes nueve mil barretinas rojas), y salió él mismo con mil romanos puestos en celada, y encubiertos hacia el lugar por donde habían de pasar los Jacetanos para lograr su intento: llegaron estos alentados, dieron los encubiertos en los descuidados, les rompieron, y hay quien dice que murieron dos mil, otros doce mil (N. E. diez mil arriba, diez mil abajo); no es nada la diferencia, lo cierto es, que los Jacetanos escaparon por las montañas, y les valieron los pies para su defensa. (N. E. Quien no conozca esa zona, que vaya, y use los pies, y verá qué buen sitio para escaramuzas, sobre todo en invierno.)

Jaca, Chaca, Iacam, Jacetanos, Jacetania

Vencido el socorro, volvió Escipión a su Real, se halló quieto por no haber salido los de la plaza ignorantes del designio, por no saber de los amigos, ni haber visto la seña ajustada.

Bien juzgó Escipión, que faltando socorro se rendirían los cercados, pero no usaba en aquellos tiempos, en que más fuertes se defendieron, y en varias surtidas (salidas) dieron que merecer a los romanos: intentaron los cercados quemar los cuarteles del enemigo, pero la nieve que era copiosa, apagó, o no dejó prender el fuego.

Estrecharon más los romanos el asedio, y avanzaron en daño de la plaza, con que desesperado Amusito de poder mantenerla, salió de Ausa, y pasó a Cartagena, donde se hallaba su amigo Asdrúbal: desamparada Ausa de su caudillo, convino con los romanos, y se entregó la plaza, asegurados honor, vida, hacienda, privilegios, y leyes con que se gobernaba. 

Entraron algunas compañías de romanos dentro, con pretexto de  defenderla de los enemigos, se dieron las arras, y algunas monedas, para los gastos de la guerra, y quedaron los de Ausa confederados con los romanos. (1) 

Bueno fuera entender qué ciudades son estas, de Ausa, y (Atana-nagria) Atanagria: lo más seguido es que sean Vique, y Manresa: otros que Tarraga (Tárrega), o Sanahuja: y hay quien diga que fueron ciudades de Navarra, lo dejo a la discreción; lo cierto es que el nombre de Ausa concuerda con Ausonia que es Vique; y Manresa es antiquísima, como hemos visto (Minorissa), y se hallan obras grandes de los romanos en ella, porque los puentes de un collado a otro de la acequia de la agua de Llobregat que se toma dos leguas antes en Sellent, el puente sobre Cardener, la torre del Breny, que es como la de los Escipiones, de que se hablará, dan señas de la grandeza romana, y del aprecio de la ciudad, y puede ser fuesen las dos nombradas; pero de Manresa lo dudo, por juzgarla con lo referido favorecida, y no derruida por los romanos. 

Pasado algún tiempo, se disgustaron los romanos con las nombradas ciudades, y estas apartándose de los romanos les movieron cruda guerra, y los de Atanagria degollaron la guarnición: acudieron los romanos con su ejército a la venganza, asediaron a Ausa, y después

de varios lances la entraron, y destruyeron de forma, que sólo quedó una calle, y por ella en latín se nombró Vicus, y en catalán Vique (Vich, Vic).


Mayor fue la ruina de Atanagria derribada hasta los cimientos, como si no hubiese habido pueblo, llamando al lugar Manurrassa, y en catalán Manresa, y esto es de Beuter: y puede ser que de Hércules le quedase el nombre de Minorissa, que se olvidó, y por la ruina la llamasen Manurrassa; pero no obstante, la estimación que los romanos hacían de Manresa, y los favores que de ellos recibió se oponen al sentir de Beuter; pero pueden ser las memorias, y favores romanos después de la reedificación de Manresa.

Victorioso Escipión se fue a Tarragona para descansar, la aumentó, y dividió el despojo de los vencidos entre los catalanes, y romanos que le seguían: sacó a los soldados de la ciudad, por ocasión de las riñas que tenían con los paisanos, les mandó residir en sus pabellones, y tiendas, quedando la ciudad quieta, y aliviada.

Sucedió esto, hasta todo el año antes de Cristo 215, en el cual sucedieron horrendos prodigios en Cataluña, en el aire, y tierra: se oyeron en el aire tristes gemidos, y golpes como de armas, y soldados, que peleaban: aparecieron formidables fantasmas, y espantosas visiones: en la tierra hubo partos monstruosos de ganados, y otros brutos (N. E. de ahí vienen Oriol Junqueras, Albert Pla, Roger Torrent, etc.): algunas fuentes dieron sangre por agua: todo fue terror de la Provincia, que aturdida recurrió al sacrificio de los fingidos Dioses. (2)

Oriol Junqueras, pasapalabra, España

4-5 Viene Gneo Scipion a Cataluña,

Capítulo 5. 

Viene Gneo Scipion a Cataluña, amistades que logra, y lo que ejecuta: vence a los de Cartago con el favor de Cataluña.

Pasando a Italia Aníbal, dejó en su lugar en Cataluña a Hanón, y Andrúbal, que residieron en Villafranca su colonia: en este tiempo sucedieron varios terremotos, tempestades, inundaciones, y batallas en el aire (N. E. Con F16 de la Luftwaffe catalana), pronósticos de los venideros daños (N. E. Luis Companys, Prat de la Riba, Jordi Pujol, procès, etc.).

Por este tiempo se descubrió de Cataluña, la poderosa armada de los romanos con Scipion su General, que desembarcó en Rosas, y pasó a Ampurias para ofrecerles su armada para oponerse al común enemigo: llegaron los Indigetes, y otros pueblos para observar el trato de los romanos: les vieron atentos, corteses, y políticos, y les admitieron asegurados de la palabra, y autoridad romana, que había juntado aquella valiente, y numerosa armada (entendiendo la guerra que mantenían) para favorecerles, y defenderles de sus enemigos, y conservarles en su libertad antigua: agradecieron el patrocinio los catalanes, y por los embajadores que envió Escipión a los otros pueblos de Cataluña, se unieron, y confederaron con los romanos. (N. E. Y además los catalanes les dieron la lengua catalana, que ellos corrompieron en el latín.)

Se pretende que Curcio capitán romano, ajustó la liga de Roma con Cataluña, y que este dio nombre a Ribagorça (Ripacurtia, Ribagorza); si bien hay quien dice que le tomó de Noguera, que se llamó Gorcia, y de esta, y de la tierra de la ribera (ripa, riba), juntos los nombres, se llamó Ribagorça. (2)

Se pretende que Curcio capitán romano, ajustó la liga de Roma con Cataluña, y que este dio nombre a Ribagorça (Ripacurtia, Ribagorza)

Pasó adelante Escipión, concluyendo con la confederación de los pueblos de Ebro hasta los Pirineos, y Lacetanos: entró a esta nueva liga Tarragona, más llena de honor que de pueblo: llegó a ella Escipión, ilustró la Corte, y cabeza de la república, juntó en ella su armada para acudir donde importase, y desde Tarragona concluyó la amistad de romanos, e Ilergetes, que finos le asistieron con lo restante de Cataluña contraria a la tiranía, y mal trato africano. (3)

Theolongo Bachio dio las victorias, juntó los catalanes, y fue el primer fundamento del poder romano en España. (4) (N. E. Beuter y Pujades lo deben nombrar en los libros citados. ¿Se inventaría Florián de Ocampo (1499-1558) a este héroe con nombre de borrachín y largo teólogo?)

Artur Quintana Font, Theolongo Bachio

Con el cuidado de Escipión, y diligencia del catalán Theolongo, toda Cataluña acudió a los romanos, y aun los más serrudos de las montañas; sin que aprovechase el ardid de los de Cartago en publicar las victorias de Italia, más que para alentar a los paisanos en la defensa de los romanos, asistiéndoles con armas, y caudillos, aumentando el séquito romano en valor, y poder. (5)

Hanón en este tiempo se hallaba en su vieja Cartago, suspenso, y cuidadoso por la oposición fuerte, poco séquito, y número de enemigos: envió a avisar a Asdrúbal, que se hallaba en su nueva Cartago, que es Cartagena: juntó Asdrúbal sus tropas, y a los españoles sus confederados de la otra parte de Ebro, pero no pudieron acudir como instaba el empeño.

Con el favor de los pueblos de Cataluña entró más adentro Escipión hacia los Ilergetes, que comprendían, como dijimos, el llano de Urgel, Lérida, y todo aquel terreno, los cuales le admitieron, y siguieron: y viendo Hanón tan avanzado al enemigo, no le quiso seguir con sus tropas, juzgando vendría Asdrúbal, y le cogerían en medio; pero como tardó Asdrúbal, se halló empeñado a vista del enemigo pronto a la batalla, confiado en el valor de los catalanes que le seguían: En esta ocasión llegó al campo cartaginés el español celtíbero Andrúbal con un séquito grande de sus amigos, y vasallos; pero fue poco socorro para que no fuese vencido, deshecho, y preso Anón, y su ejército destruido con muerte de Andrúbal.

Logró la victoria Escipión, entró en la plaza de armas de los enemigos, la ocupó, y a un lugar fuerte que tenían para su retirada llamado Cydo, al cual saqueó, y quemó: quedaron sus soldados ricos, y contentos con el despojo; y de los derechos de la república, fue adornada, y fortificada Tarragona Metrópoli romana de España. Que Segur fuese Cydo, y ser de aquel tiempo en Cataluña lo prueba Pujadas. Esta fue la primera victoria de los romanos contra Cartago, alcanzada por el valor de los catalanes,

la cual les abrió la puerta para el dominio de España.

Varían las historias en el lugar de Cydo, el paraje, y sobre cual fue: 

unos dicen Sisso (Sieso) en Aragón, otros Sos, otros Caydi (Zaidín, Çaidí) cerca Cinca, otros quieren por la similitud del nombre sea Sitges, no pienso elegir en tanta variedad: en los autores citados se hallarán las razones por una, y otra opinion. (6)

Y la piedra que refiere Morales en Tarragona que es la siguiente. 

Con esta inscripción.

L. FVRIO. L. F. FA-

VENTINO. SVBVRI- 

TANI. PVBLICE. (: Furio. L. F. Faventino. Suburitani. Publice.  

Colonia Iulia Augusta Faventia Paterna Barcino : Barcelona.)

Que los de Segur dedicaron a Lucio Furio de Barcelona una piedra, de la cual quieren entender que en el pueblo de Segur se dio esta batalla; pero Segur dista más de diez leguas de otro Segur, porque el uno se halla en Segarra, y el otro cerca Sitjes (Segur de Calafell, cerca de Sitges), y así de esta piedra no se puede inferir el lugar de la batalla.

Llegó Asdrúbal, vencido Hanón, y corrió el Campo de Tarragona, con gran daño de los descuidados romanos; pero temiendo la venida de Escipión que se hallaba en Ampurias, se retiró, y fortificó en la otra parte del Ebro.

Entendiendo Escipión lo que pasaba, juntó sus catalanes, y romanos, se encaminó hacia Tarragona, y como vio el estrago, y no al enemigo, desahogó su cólera contra los cabos que tenían tenían el gobierno de aquellos lugares: partió después a Ampurias, donde fue advertido de los movimientos de la parte de Aragón por los Lacetanos que se ajustaron con Asdrúbal. Había entrado este por los Pirineos, concediéndole paso los Bergussios, y Ceretanos, dándole comodidad de entrar por los Ilergetes con grave daño de los pueblos, pues quemó los panes (cereal), y taló los campos, y dominada Lérida se llevó algunos mancebos a los cuales obligó a apartarse de los romanos, y por ellos a aquellos pueblos, valiéndose para la seguridad, y resguardo de los mancebos: con estos movimientos creció la parte de Cartago, favorecida de Amusito, y Leonero régulos, uno de Lacetania, y otro de Atanagria, muy estimados en aquellos pueblos. Advertido pues Escipión dejó Ampurias, y pasó a Tarragona, y Asdrúbal por Tortosa a Sagunto, y Cartagena deteniéndose en ella seguro de Escipión, el cual pasó a Atanagria, rompió, y destruyó los enemigos, que sólo escaparon Amusito, y Leonero el cual se retiró a Atanagria, y Amusito a Ausa: embistió Escipión a Atanagria, la rindió con muerte de Leonero, y de los más nobles, castigó a los demás con pena pecuniaria, tomó rehenes, y ajustó los movimientos de la Lacetania. (7)