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San Vicente Ferrer, Morella, niño resucitado


En esta casa obró San Vicente Ferrer el prodigioso milagro de la resurrección de un niño que su madre enajenada había descuartizado y guisado en obsequio al santo (1414).

En esta casa obró San Vicente Ferrer el prodigioso milagro de la resurrección de un niño que su madre enajenada había descuartizado y guisado en obsequio al santo (1414).

Paseando por la hermosa y monumental Morella nos encontramos en la calle de la Virgen una casa, conocida por el nombre de Rovira, en la que se aprecia unos azulejos que hacen referencia a un milagro que en esta ciudad hizo San Vicente. La leyenda dice que en el año 1414  San Vicente Ferrer se alojó en esta casa de Morella en su viaje a Morella para reunirse con el papa Benedicto XIII (Papa Luna) y el rey Fernando I y hablar del final del Cisma de Occidente, cuya reunión por cierto terminó sin éxito por la negativa del papa Benedicto a abdicar. La mujer de la casa donde iba a alojarse el santo, preocupada por no tener nada que ofrecerle para comer preguntó a su marido qué podía preparar de comida al santo. El marido le contestó que lo mejor que encontrara. La mujer, enloquecida, pensó que lo mejor y más preciado era su amado y único hijo. La mujer en su ataque de locura y en ausencia del marido, mató a su propio hijo de seis meses y lo guisó, como si fuera un cordero, para ofrecérselo a San Vicente. Incluso, para probar si el asado estaba en su punto, la madre arrancó un dedo de su hijo.
Cuando se disponían a comer, el santo se dio cuenta de lo sucedido  y, cogiendo los trozos del niño, en medio de sus plegarias, los juntó de nuevo y le resucitó, devolviéndoselo sano a sus padres, aunque eso sí, sin el dedo que la madre le había arrancado. Ahora esa placa recuerda el hecho, al igual que un cuadro expuesto en el Museo de Bellas Artes de Valencia del pintor Gaspar de la Huerta refiere este milagro.

Quevedo vs Góngora

Quevedo versus Góngora



Francisco de Quevedo y Luis de Góngora eran enemigos irreconciliables.
De diferente clase social, Quevedo, conceptista, abreviaba los conceptos, iba al grano, contracorriente, y Góngora, era culterano, amante de adornar lo escrito y lo vivido, mucho más con la época barroca que les tocó vivir.
Fue una trifulca llevada al límite, hasta el punto que Quevedo llegó a comprar la casa de Góngora, en Madrid, sólo por el placer de echarlo de su propia casa y que este tuviera que volverse a su ciudad, Córdoba.
En esta disputa las ofensas son totalmente hirientes, además, que ese era su propósito dañar al otro, utilizan los defectos físicos de uno (Quevedo era miope y cojo) o a la falta de linaje (de buena familia) por parte de Góngora.

Quevedo es, sin duda, unos de mis escritores preferidos, y, conociendo el momento en que vivió y el castellano utilizado, puedes troncharte de risa y admirar su ingenio.

Francisco Gómez de Quevedo y Villegas


A UNA NARIZ

Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un pez espada muy barbado.

Érase un reloj de sol mal encarado,
érase un alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón mas narizado.

Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce tribus de narices era.

Érase un naricísimo infinito,
muchísima nariz, nariz tan fiera,
que en la cara de Anás fuera delito.

Nas en chapurriau es nariz



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Luis de Góngora y Argote

Luis de Góngora y Argote , nacido Luis de Argote y Góngora;
Córdoba, 11 de julio de 1561-ibídem, 23 de mayo de 1627, fue un poeta y dramaturgo español del Siglo de Oro, máximo exponente de la corriente literaria conocida más tarde, y con simplificación perpetuada a lo largo de siglos, como culteranismo o gongorismo, cuya obra será imitada tanto en su siglo como en los siglos posteriores en Europa y América. Como si se tratara de un clásico latino, sus obras fueron objeto de exégesis ya en su misma época.

firma, Góngora, gongorismo, Luis, signature



Ándeme yo caliente
            y ríase la gente.
 
            Traten otros del gobierno
            del mundo y sus monarquías,
5          mientras gobiernan mis días
            mantequillas y pan tierno,
            y las mañanas de invierno
            naranjada y aguardiente,
            y ríase la gente.
 
10        Coma en dorada vajilla
            el príncipe mil cuidados,
            como píldoras dorados,
            que yo en mi pobre mesilla
            quiero más una morcilla
15        que en el asador reviente,
            y ríase la gente.
 
            Cuando cubra las montañas
            de blanca nieve el enero,
            tenga yo lleno el brasero
20        de bellotas y castañas,
            y quien las dulces patrañas
            del rey que rabió me cuente,
            y ríase la gente.
 
            Busque muy en hora buena
25        el mercader nuevos soles;
            yo, conchas y caracoles
            entre la menuda arena,
            escuchando a Filomena
            sobre el chopo de la fuente,
30        y ríase la gente.
 
            Pase a media noche el mar,
            y arda en amorosa llama
            Leandro por ver su dama,
            que yo más quiero pasar
35        del golfo de mi lagar
            la blanca o roja corriente,
            y ríase la gente.
 
            Pues Amor es tan crüel,
            que de Píramo y su amada
40        hace tálamo una espada,
            do se junten ella y él,
            sea mi Tisbe un pastel,
            y la espada sea mi diente,
            y ríase la gente.


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